LO
INVESTIGAMOS
También llegaron a Cádiz. Y pronto. En apenas dos meses, como sucede con
otros documentos que notifican hechos históricos riojanos de los primeros
intentos para que La Provincia de La Rioja “sea reputada por tal”. Y más
aún, fueron impresos en uno de los periódicos de mayor tirada e influencia
del Cádiz de las Cortes: El Conciso.
Sus redactores llenaron tres páginas y media –de un total de ocho- con dos
documentos claves para entender la situación de La Rioja en el quinquenio de
las guerras napoleónicas. Se imprimen el ACTA que certifica los actos de la
reunión en la que LA JUNTA SUPERIOR DE LAS PROVINCIAS DE RIOJA Y ÁLAVA jura
y acata las Cortes de Cádiz y la PROCLAMA dirigida “a los soldados,
eclesiásticos y demás patriotas beneméritos” de ambas provincias.
Los
dos documentos, “tan gloriosos para España, como capaces por sí solos de dar
una idea exacta del heroísmo y entusiasmo nacional, que brillan más en las
provincias que están más oprimidas” (palabras de
El Conciso), hasta ahora habían
pasado desapercibidos –o desconocidos- en nuestra Autonomía, pese a su
importancia para entender los orígenes de La Rioja contemporánea. De ellos
van estas páginas.
LO CELEBRAMOS
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Ante
el Altar Mayor de la ermita de
Los Nogales en Villanueva de Cameros. Aquí se juran las
Cortes de Cádiz. En la
imagen de izquierda a derecha: Ernesto Reinares, Francisco Bermejo,
Hortensia Ruiz y Federico Soldevilla |
El
15 de febrero de este año (2013) estuvimos en Villanueva de Cameros para
recordar y celebrar el acontecimiento. Fuimos el mismo día que, hace
Doscientos Dos años, se
realizaron, con gran solemnidad y más esmerado ritual, un grupo de actos
sacros, político-militares y festivos para jurar y acatar las
Cortes de Cádiz, tal como se
certifica en un Acta sobre todo
lo sucedido. Recorrimos los mismos espacios que fueron escenarios para los
riojanos y alaveses el 15 de febrero de 1811. Estuvimos en el interior de la
ermita de Los Nogales donde se
oficializó “el más formal y solemne juramento y reconocimiento de las
citadas Cortes generales” ante su Altar Mayor, e imaginamos a nuestros
tatarabuelos en las bancadas de la capilla. Paseamos por “la pradera que
precede a la ermita” para comprender, que “dada la bondad del sitio y del
tiempo” se pudieran celebrar aquel invierno, un desfile de la tropa entre
aclamaciones de “Viva la unión de La Rioja y Álava; y vivan los Cameros”;
y que se corrieran “lanzas por la oficialidad y tropa de caballería” y “tiro
al blanco por la infantería”; y se corrieran “dos novillos por la tarde”.
Todo bien regado con la “doble ración de vino a la tropa” y con grandes
alegrías propiciadas principalmente por los “4 reales” entregados a cada
soldado.
Aquel 15 de febrero
de 1811 fue un día grande para “los patriotas” riojanos y alaveses que en
plena sierra, en la orilla derecha del río Iregua, ponían una dovela más
–pero “clavis”-
para el origen de la Provincia de Logroño, luego de La Rioja Autonómica.
CON EL “RUN RUN” DE LA VUELTA
ATRÁS
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Nogal frente a la Ermita, donde se celebraron loa actos. |
Se susurra, y hasta se oyen voces, de que la reforma
administrativa del territorio nacida con la Transición es un desastre.
Que son “mini Estados”, “chiringuitos”,… y otras lindezas que arruinan
el país. Los dardos se dirigen principalmente hacia las Autonomías
uníprovinciales, y entre ellas la
Comunidad de La Rioja.
Debemos usar el retrovisor y ver los empeños de nuestros mayores durante
medio siglo para hacer de su tierra una “provincia de la Monarquía” y el
tesón de aquellos otros que en los años setenta del siglo pasado
exigieron y alcanzaron la Autonomía para La Rioja.
Los Actos que celebraron, y en estos párrafos y texto recordamos, en la
ermita de Nuestra Señora de los
Nogales en Villanueva de Cameros el 15 de febrero de 1811 es uno
de los hitos del empeño provincialista riojano. Lo proponemos
como ejemplo, entre otros, que quizás habrá que utilizar como vacuna
ante lo que dicen los de fuera.
ACTA DE LA JURA (11 febrero 1811)
Junta de
Defensa de La Rioja y Álava
"Don
Francisco Sánchez de Arguinigo, Presbítero y Beneficiado de la
Villa y Tierra de Cornago; y en representación de su Partido,
Vocal de la Junta superior de las provincias de Rioja y Álava, y
su Secretario, etc. Certifico, que en virtud de la Real Orden y
decretos de S.M. las presentes Cortes generales extraordinarias
del reino, comunicados a esta Junta superior por el Excmo. Sr.
Don Nicolás María de Sierra, Secretario de Estado y del despacho
universal de Guerra y Justicia, y precedido el acuerdo de la
misma a fin de que se hiciese el más formal y solemne juramento
y reconocimiento de las citadas Cortes generales, se procedió a
ello en la mañana de este día en la ermita de Nuestra Señora de
los Nogales, jurisdicción de Villanueva de Cameros, para evitar
todo compromiso a los pueblos de la provincia, y por que el acto
fuese más marcial y propio de las circunstancias conforme lo
tiene de costumbre la Junta, prefiriendo el habitar con sus
tropas en los campos al permanecer detenidamente en los
poblados; y convocados en la ermita el Sr. Comandante general
interino Don Miguel Heraso,, el Sr. Don José Víctor de Oñate,
Vice-Presidente y los Señores D. Hemeterio Ordozgoyti, D. Manuel
de Luzuriaga, y D. Juan José Alfaro, Vocales de la Junta por sí
y en representación de los ausentes; así como convocados
igualmente todos los Señores Jefes y demás oficiales de esta
división de Rioja y Álava, hallándose formada en la pradera
delante de la ermita toda la tropa de infantería y caballería, y
puesto delante del altar mayor en una mesa abierto el libro de
los santos Evangelios, y yo el infrascrito revestido de capa
pluvial, y acompañado de los tres capellanes de la división, y
otros eclesiásticos del país, que voluntariamente asistieron al
acto; hecha una descarga general, leí en alta voz la orden y
decreto de S.M. para el reconocimiento y juramento de las
presentes Cortes generales, y en seguida de ellos una enérgica
proclama, que alusiva al efecto tenía acordada y dispuesta esta
Junta superior: inmediatamente puesto de rodillas y con las
manos sobre el libro de los santos Evangelios el Sr. Comandante
general interino, le recibí, y prestó el juramento con arreglo a
las palabras literales del Real Decreto, y a su continuación
recibí el mismo juramento al Sr. Vice-Presidente y demás Señores
Vocales de la Junta, y a todos los Jefes y oficialidad, que
todos presentaron sin la menor restricción ni limitación, y
pasaron sucesivamente a tocar el libro de los santos Evangelios
con la mayor satisfacción y cual correspondía a tan solemne y
necesario acto, y repitiendo en altas voces las del Sr.
Comandante general, que fuertemente decía: viva la patria: viva
la religión de Jesucristo: Viva el Rey Don Fernando VII.
Inmediatamente se entonó y cantó el Veni Creator, al que siguió
una Misa solemne, que celebré yo el infrascrito, y se concluyó
con Te Deum y salvas de fusilería." ("En seguida salió el Sr.
Comandante general, la Junta y todos los concurrentes a la
pradera, que precede a la ermita, y puestos todos a caballo y
colocándose la oficialidad en sus respetivas compañías,
comparecieron montados delante del Comandante general, los
Comandantes de caballería e infantería D. Francisco Salazar, D.
Francisco Pedro de Gamba, D. Juan Antonio Tabuenca, y D. Juan
Bautista Guergue; leída la fórmula del juramento por el mayor de
Órdenes D. José María López, reconocieron y juraron sin
limitación alguna, como lo habían executado en la capilla: y
tomando un tanto de la fórmula, pasó cada Comandante a recibir
el competente juramento de la oficialidad y soldados de su
mando, que lo prestaron en la misma forma y con indecible
satisfacción y alegría, repitiendo todos lss voces del General:
viva la patria; viva la religión de Jesucristo: viva el Rey
Fernando VII. Luego desfiló la tropa por delante del Comandante
general, y de ls Junta, repitiendo diferentes aclamaciones y
voces de alegría, entre las que se oían las de viva la unión de
Rioja y Álava; y vivan los Cameros. Para solemnizar más el acto;
y en consideración a que la bondad del sitio y del tiempo lo
permitían, se corrieron lanzas por la oficialidad y tropa de
caballería y se tiró al blanco por la infantería. Se dio ración
doble de vino a la tropa y 4 reales a cada soldado, se corrieron
dos novillos por la tarde, y la oficialidad tuvo cena, y la
diversión que las circunstancias permitían por la noche.
Villanueva de Cameros a 15 días de febrero de 1811."
El
Conciso, nº 18; 18 abril 1811 |
Autores:
Federico
Soldevilla, en la fotografía; Ernesto Reinares, en los documentos;
Hortensia Ruiz, en la asesoría artística; y Francisco Bermejo, en la
redacción.
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