Luís Ángel Baroja Herreros, Licenciado en Bellas Artes,
profesor titular de Arte y Dibujo en el Instituto Sagasta de Logroño. En
la actualidad se encuentra realizando un trabajo sobre el patrimonio
etnográfico en Autol para el Instituto de Estudios Riojanos, IER.
El
hombre se ha servido de los animales para su provecho a lo largo de la
historia: de los de tiro, obtenía la energía motriz, impulsado por la
necesidad de riego en aquellos terrenos de secano que sufrían
escasez de aguas superficiales y pocas
lluvias, lo que propició la búsqueda de agua en el subsuelo y la
apertura de pozos cercanos a las zonas de trabajo.
La
noria de la Yasa de la Cañada es el único ejemplar conservado en La
Rioja; se encuentra en el interior de una sencilla edificación de planta
cuadrada y a dos aguas, construida a base de canto rodado trabado con
calicostra (mezcla de cal, yeso triturado, arena y agua), lo que ha
contribuido a su aceptable estado de conservación.
El
pozo se alimenta del manto freático de la Yasa
Agustina, conocida popularmente en Autol como
la Yasa de la Cañada; porque pertenece a la vía pecuaria de la Cañada
Real de Ordoyo que, desde Villarroya, llegaba hasta el Corral de la
Lomba, donde giraba hacia el norte. Tiene flujo discontinuo y es
la más caudalosa de la zona, dado que recoge las aguas de dinámica
torrencial de la vaguada que forman las estribaciones de la sierra de
Yerga y el Alto de la Nevera. Sus crecidas repentinas, tras los
aguaceros de verano, han causado más de un devaneo a los agricultores de
Aldeanueva de Ebro. En su tramo bajo, el trazado de la autopista A-68
salva su cauce mediante un puente de longitud considerable.
Funcionamiento
El
mecanismo fundamental está completo: tanto la rueda horizontal dentada y
el mástil de trasmisión, así como el eje horizontal de la rueda que
engrana en la primera. El eje vertical se hacía girar con la fuerza
motriz de una caballería enganchada en una palanca similar al timón del
arado, que está ensartada en ángulo recto al eje, mediante un cabezal de
fundición; de la guía iba una cuerda a la caballería, que con los ojos
tapados tenía la impresión de ser conducida y mantenía así una andadura
circular y un ritmo constante.
Los cangilones adosados a la cadena, que penetraba en el pozo, han
desaparecido; estaban dispuestos formando un
rosario, de tal modo que la parte posterior de uno lindaba con la boca
del siguiente. La rueda, llamada rueda de agua,
mediante un recorrido cíclico,
hacía que los recipientes boca abajo entraran al pozo vacíos y subieran
llenos.
Al llegar al punto álgido, vertían el agua en la artesa,
después era reconducida bien para almacenar o para distribuir.
El pozo se conserva
en perfecto estado, construido con mampuesto muy regular, tiene la pared
muy estable y se puede ver el agua clara del fondo.
La capacidad de
elevación de esta noria es demasiado pequeña, lo que contrasta con la
capacidad de pozo. La sencillez de su mecanismo hace pensar que fue
montada por algún herrero local en sustitución de la original, dado que
no tiene la marca característica del constructor, como vemos en esta
imagen que corresponde a Santa María del Paramo (León), en toda la
comarca del páramo leonés las norias eran muy abundantes.
En la Noria del
Carbonero en Soria, fabricada hacia 1910 por el constructor D. Silvio
Alonso de La Bañeza (León), recuperada y restaurada el año pasado por la
firma TAMESA S.A, puede verse como el sistema era más complejo.
Dibujo realizado por
el ingeniero Julio Santamaría
Esta noria tiene 29 cangilones de 10 litros y un rendimiento hidráulico
de 20.000 litros de agua elevada por hora y sin embargo su pozo tiene un
diámetro tres veces más pequeño que la noria de Autol. Por lo tanto, es
muy probable que existiera una noria anterior más antigua y más capaz,
del tipo de la que se muestra en la ilustración. De ser así, estará
documentado en el Catastro del Marqués de la Ensenada realizado a
mediados del XVIII y se podrá comprobar en sus “Respuestas generales”
sobre Autol en el Archivo Histórico Provincial.
Origen hispanoárabe,
rueda madre y rueda padre
En
lo referente a su tipología, la noria de tiro, o de sangre, es la más
popular de las máquinas de tradición medieval, que tenían como objetivo
originar un cambio de 90º del plano de giro mecánico. El mecanismo es
similar al de los engranajes de los molinos eólicos e hidráulicos
llamados “de aceña”, pero la que nos ocupa fue la más abundante en el
paisaje hispánico, al menos hasta mediados del siglo XX, momento en que
los ingenios de este tipo fueron sustituidos por bombas de motor
eléctrico.
Así como la aceña, o rueda de corriente, empleada en los molinos
harineros o para molturar la oliva en los trujales, era una máquina de
construcción e instalación más difícil y costosa; la noria de tiro se
convirtió enseguida en un instrumento de trabajo muy popular y se
extendió por todos los terrenos hortelanos de la España seca.
Fue evolucionando técnicamente y se simplificó a una única pareja de
ruedas, que engranan y giran por debajo del nivel de atalaje y tiro del
animal. “Así se consiguió mejorar notablemente su funcionamiento,
aumentando su rendimiento mecánico y económico. Este tipo de noria
hispanoárabe se difundió rápidamente a la práctica totalidad de las
tierras ibéricas dotadas con mayor o menor abundancia de cultivo
hortícola, documentándose desde fechas tempranas su existencia en la
España septentrional y cristiana”.
La
poética oriental, que hunde sus raíces en los más profundos arquetipos
del inconsciente colectivo, ya subrayaba la diferencia esencial
existente entre las ruedas dentadas del mecanismo de la noria, mucho
antes de la moderna civilización industrial. “Así, la rueda motora, que
representa la iniciativa y la fuerza, la actividad y que posibilita el
óptimo funcionamiento de todo el conjunto, la llama “rueda padre”
mientras que la elevadora o «movida», íntimamente relacionada con la
anterior y dócil a su mandato, que representa la pasividad, y que
propicia la aparición del agua dulce y fresca, y la satisfacción de los
jóvenes y fértiles apetitos de la tierra, lleva el nombre de “rueda
madre”.
De
ahí proviene la frase “salirse de madre”, expresión que se utiliza
cuando el agua de riego abandona su cauce natural y se desvía por otros
pequeños cursos. También “desmadrarse” podría ser usada para reconocer
el estropicio que se origina cuando las ruedas dentadas de una noria
pierden su tracción. Coloquialmente ambas acepciones se emplean
indistintamente en referencia a la conducta humana, cuando alguien hace
algo contrario a la norma, a lo socialmente establecido o sencillamente
se pasa de la raya.
Propuestas de futuro
La
reutilización con fines históricos, culturales, didácticos y
turísticos, se perfila como una opción muy adecuada, orientada a
salvaguardar los ejemplares más significativos del innegable patrimonio
etnográfico de nuestro pueblo en el marco de lo que se conoce
últimamente como “ecoturismo o agroturismo”.
María Teresa Sánchez Trujillano, directora del Museo de La Rioja, -en
una entrevista publicada el 12.04.10 en el diario El Correo decía que
“el patrimonio histórico va a ser el que realmente se convierta en
fuente de riqueza y empleo, puesto que es algo que no es exportable,
sino que hay que ir a verlo in situ”. Esto es algo que saben bien los
habitantes del Valle de Ocón, que reciben visitas el fin de semana para
ver el molino.
No
deja de ser excepcional el que se haya conservado una noria de tiro en
Autol, de paso a la sierra de Yerga, hemos de tomar conciencia de la
importancia de estos sistemas tecnológicos que forman parte de nuestra
historia y nuestra cultura. En otras regiones ya hace años que vienen
apostando por la conservación de este patrimonio que formaba parte del
paisaje habitual de los pueblos, haciéndolo visible a la sociedad.
PARA
SABER MÁS:
AYALA;
F.J. Historia de la Tecnología: Vol.1 2001, Ed. Valtenea Barcelona.
BAROJA;
J.C. Tecnología popular española. Ed. Nacional Madrid 1983
CRUZ GARCIA O;” Norias
de tradición mudejar en las salinas de Imon”, Revista de Folklore, 107,
(1989), pp. 147-160.