Nacimiento de la diócesis
de Calahorra y La Calzada.
El Cisma que sufrió la Iglesia a finales del siglo XIV y principios del XV,
como consecuencia del cual llegaron a ceñir la tiara pontificia nada menos
que tres papas al mismo tiempo, tuvo también su precedente, a nivel local
naturalmente, en nuestra diócesis calagurritana, aunque un siglo y medio
antes. Este cisma local propició el traslado de la sede episcopal desde
Calahorra a Santo Domingo de la Calzada.
Los hechos sucedieron así:
A
comienzos del siglo XIII el obispo de Calahorra, don Juan García, debe hacer
frente a una abierta rebelión protagonizada por los monjes cluniacenses del
Monasterio de Santa María la Real, de Nájera y por los párrocos de algunas
iglesias alavesas, pertenecientes a la diócesis de Calahorra. Los motivos de
tal rebelión eran fundamentalmente económicos. El monasterio se encontraba
sumido en profunda crisis económica y decidió apoderarse de algunas
propiedades episcopales.
Por su parte, los clérigos alaveses, incitados por la familia de los Haro,
se negaron a pagar los tributos que legalmente correspondían al obispado.
La situación llegó a ser de tal gravedad, que el obispo decidió apelar al
Papa con el fin de poner fin a tal amotinamiento. A tal fin, emprende viaje
a Roma y es en esa ciudad donde encuentra la muerte en 1216.
Se produce a continuación una preocupante situación de interinidad en la
diócesis, sin que los desacuerdos entre los distintos miembros del Cabildo
calagurritano provoquen el nombramiento de un sucesor
A
comienzos de 1219, tres años después del fallecimiento del obispo Juan
García, una parte del Cabildo elige, por fin, al deán Rodrigo Basin como
obispo de Calahorra. El resto de los canónigos, protesta ante el Papa
Honorio III por considerar que la elección no se había hecho con el concurso
de todos los componentes del Cabildo y el pontífice invalida el nombramiento
por no estar conforme con las normas canónicas.
Reunido el Cabildo, la mayoría de sus componentes elige a Guillermo Durán,
Prior de Tudela y Arcediano de Álava, como obispo electo de la ciudad de los
Mártires.
Los delegados del Papa que asistían a este pequeño cónclave, advierten a los
canónigos que tal nombramiento no era lícito, porque Guillermo acumulaba
varias sentencias de excomunión.
A
partir de ese momento, los partidarios de Rodrigo y Guillermo, no conformes
con las decisiones papales, llevan a tal extremo su enfrentamiento, que es
motivo de gran escándalo entre los diocesanos que asisten con estupor, a la
par que con indiferencia, a estas pequeñas guerras de poder.
Honorio III ordena al arzobispo de Toledo que nombre una persona que se haga
cargo provisionalmente de la sede episcopal mientras se decide cuál de ellos
es el verdadero obispo.
Como era previsible, el arzobispo de Toledo no se decide por ninguno de los
dos y nombra obispo electo de Calahorra a un hombre de su plena confianza,
don Juan Pérez de Segovia, deán de la iglesia de Toledo, que será quien,
finalmente, ocupe la sede episcopal.
La reacción no se hace esperar. Don Guillermo y don Rodrigo reclaman la
sede; el Cabildo de Calahorra no aceptala decisión del Arzobispo de Toledo,
don Juan Pérez de Segovia excomulga a Diego López de Haro, liberando del
juramento de fidelidad a sus súbditos, los delegados pontificios, por su
parte, también excomulgan a los monjes de Santa María de Nájera….un
auténtico cisma.
Finalmente, las aguas vuelven lentamente a su cauce, aunque el nuevo obispo
no se siente seguro en la sede calagurritana. La situación para don Juan se
hace tan insostenible que en 1225 Honorio III, sabedor de las dificultades
por las que atraviesa el obispo para ejercer su ministerio le autoriza para
que traslade la sede episcopal a un lugar más oportuno: Santo Domingo de la
Calzada.
El nuevo pontífice Gregorio IX, ratifica el traslado, especificando ya la
unión perpetua de ambas iglesias de Calahorra y Santo Domingo de la Calzada
el 14 de abril de 1232.
José Manuel Gato Gil
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