Dícese
sobre las téseras que son dos piezas generalmente de bronce con perfiles
diversos, aunque predominan las de
plancha
laminada con forma de animales, y con escritos en alfabeto ibérico. Las
piezas encajan perfectamente una en la otra pudiendo leerse entonces el
texto completo y se usaban como contraseña, prenda de un pacto,
distinción honorífica o sello de amistad.
La utilización de
las téseras o pactos de hospitalidad era una costumbre muy utilizada en
los pueblos de la Celtiberia, hecho que la presencia romana en la
Península Ibérica generalizó. Antes de su uso, los pactos eran verbales,
con testigos y con un rito semirreligioso que ponía a los dioses como
garantes.
Estas
piezas arqueológicas han ido apareciendo en los yacimientos estudiados
del territorio de la Celtiberia, siendo el más cercano el de La
Custodia, junto a Viana, del que se dice poblado precursor de la Varia o
Vareia que conocieron los romanos, la Varea actual.
Pues bien, un
domingo primaveral del mes de abril, la que fue ciudad celtibérica de
Contrebia Leucade recibió a Amigos de La Rioja con grandes muestras de
amistad. Una copia de tésera recibimos después en el Centro de
Interpretación situado en Aguilar del Río Alhama pero, antes, las
grandes puertas del poblado, otrora defendidas por potentes torreones,
se abrieron para nosotros.
Traspasadas las murallas, aquella vaguada aterrazada parecía tendernos
sus brazos de amistad dándonos la
bienvenida, al tiempo que nos invitaba a adentrarnos en sus calles y sus
casas para mostrarnos la que fue su vida cotidiana durante siglos. Sí,
se nos habló de pueblo guerrero, de campañas bélicas, de enfrentamientos
fratricidas o de oposición militar al imperialismo romano, pero lo que
nos contaron aquellas piedras fueron momentos de la vida de cada día, de
la lucha por la supervivencia, de las actividades económicas, de los
esfuerzos habidos para conseguir viviendas dignas excavadas con tesón en
la montaña o de la forma de llegar al agua
Nos lo contaron
ellas, las piedras, y ella, Elisa, la guía que acompañó al grupo en el
recorrido dando todo tipo de informaciones históricas, artísticas y
etnográficas. ¡Qué ilusión!, ver que el trabajo de docente ha servido.
Ella, Elisa, como otros tantos cientos de mis alumnos conocieron la
geografía y la historia de La Rioja, a más de las explicaciones
teóricas, por haber viajado por ella, adentrándose en sus piedras,
mojándose en sus aguas o paseando bajo sus hayedos. Sí, un abril de
1997, ella descubrió Contrebia por primera vez, eso sí, acompañada por
otros 75 alumnos del IES Sagasta. Ahora, después de su licenciatura en
Historia del Arte, ocupa su tiempo en explicar lo que le explicaron, en
ayudar a descubrir lo que otros le mostraron, en hacer pasar un rato
agradable a los que se acercan a conocer su pasado. Un buen premio; se
habían juntado las dos piezas de la tésera.
“El Centro de
Interpretación de Contrebia Leucade es una ciudad reinventada en un
mundo celtíbero cargado de simbolismo, en el que se refleja su vida
cotidiana”. Este eslogan resume lo que vimos en sus salas. A través de
ellas comprobamos, de forma poética y bajo el título “habitamos a
piedra”, la importancia que tuvo este gran poblado a lo largo de los
siglos.
Después vendrían
otras muestras de amistad. Cervera del Río Alhama nos esperaba y Ana
María, Santiago o
Mari Carmen, tres de las personas puestas a nuestra
disposición por la oficina de turismo de esta ciudad, colocaron la
guinda a una jornada de “hospitalidad”. Nos estaban esperando ante las
puertas de la iglesia de San Gil, la basílica de la Virgen del Monte, o
el museo etnográfico para mostrarnos lo más interesante que en ellas se
guardaba, demostrarnos lo poco que sabemos la mayoría de los riojanos
sobre este espacio tan interesante que es el valle del Alhama, al tiempo
que para invitarnos a volver.
Próxima
visita: mayo. Motivo: la representación escénica de la leyenda de la
Mora. Aquella historia de amores desafortunados entre la mora Zahara y
el cristiano Fortún que…etc., etc.”. Primero hay que leer al cerverano
Ivo Alfaro y después viajar a los confines más orientales de nuestra
región para conocer el desenlace de esa interesante leyenda.
Ángel Urbina Merino
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