Al
grito de ¡Agua va¡ no hace tantos años se arrojaba a las calle de
nuestra ciudad (como en la gran mayoría), aguas menores y mayores. No
existía el alcantarillado y tanto estos vertidos, como las lluvias que
caían; discurrían por las calles hacia el Ebro.
En las ciudades donde los vertidos se
arrojaban a la calle, los ayuntamientos reglamentaron las horas del
“vaciado”; siempre de noche y con previo aviso
Penas: 4 años de exilio para los dueños
de las casas y 6 años para los criados que además podían ser azotados
públicamente.
Como ejemplo podemos ver las ordenanzas
de Madrid (referente en muchas ocasiones en cuestiones normativas):
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Desde 1590 se instauró una “Junta de
Ornato y Policía”
-
A partir de 1612 se constituye la
“Junta de Fuentes” ampliación y construcción de nuevos “viajes” para
facilitar la limpieza o “marea”
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Se manda empedrar las calles y plazas y
hacer alcantarillado, proyecto Sabatini. Instrucción publicada Real
Orden 14/05/1761
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Ley 20-Agosto-1870 Obligación a los
ayuntamientos de hacerse cargo del alcantarillado de las casas
estableciendo un pago por el servicio.
Mientras tanto en nuestra ciudad se
trabajaba también en la limpieza y el ornato público. Así lo podemos ver
en las actas municipales de 1845
-
8/03/1845 Deseando el Ayuntamiento
mejorar la policía urbana de esta Capital dispuso en este día que en
lo sucesivo se obligue a todos los vecinos que construyan ó reformen
sus edificios á que pongan en los canalones de los tejados unas medias
cañas de oja de lata para recoger las aguas dándolas salidas por medio
de caños cuyo borde caiga perpendicularmente fuera de la acera, y que
al efecto se participe este acuerdo al Señor Jefe Político de esta
Provincia solicitando su aprobación.
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10/03/1845 Así mismo quedó enterado el
Ayuntamiento de haber merecido la aprobación de dicho Señor Jefe la
medida acordada en el Ayuntamiento ordinario de 8 del corriente
relativa a que se les obligue a todos los que hayan de construir ó
reformar sus edificios á que coloquen en los canalones de los tejados
unas medias cañas para recoger las aguas siempre que esta operación la
ejecuten según se practica en el día, esto es bien dirigiéndolas a los
patios interiores de las casas, ó por un conducto que desde el tejado
baje arrimado á las paredes del edificio.
Todas estas medidas son plasmadas en
ordenanzas, así podemos leer en las:
ORDENANZAS MUNICIPALES de la MUY NOBLE Y MUY LEAL
CIUDAD DE LOGROÑO
Año de 1900
Capítulo VI – Aguas, cañerías y retretes
Artículo 1.063. Se prohíbe en absoluto
que las canales y canalones viertan á la vía pública. La vertiente de
las aguas pluviales deberá dirigirse al interior del edificio ó
conducirse por tubos adosados á las paredes de las fachadas.
Para cumplir estas ordenanzas, van a
aparecer nuevas tuberías que van a discurrir por las fachadas de las
casas, hasta llegar al suelo. Como el material utilizado es débil y a
pie de calle puede dañarse con golpes (de personas y carruajes) se van a
proteger con guardacaños (mediacañas de fundición, de aproximadamente 2
metros de altura) que van a salvaguardar la integridad del tubo hasta el
suelo.
Los podremos encontrar en cualquier
ciudad con materiales, medidas y diseños distintos; pero con el mismo
uso el de proteger las bajantes.
El uso de estos elementos empieza a ser
habitual en las últimas décadas del siglo XIX.
Llegando hasta nuestros días; sobre todo
en la rehabilitación de edificios y entornos históricos.
En Logroño en estos años, además de
varios artesanos de la forja y el hierro, tenemos una fundición
industrial (construcción de maquinas y fundición): “la de Marrodán”.
Fundada por Juan Emigdio Marrodán, llegado de Arnedillo y ocupando su
primer taller en la calle de Juan Lobo en 1851. Posteriormente, fueron
sus hijos quienes se hicieron cargo en la zona de Vara de Rey. A
principios del siglo XX, figura como nombre de la empresa “Salustiano
Marrodán e Hijos”, y la nueva fundición se traslada a la Vuelta del
Peine (en la actual calle Vitoria). El paso del tiempo y las defunciones
e incorporaciones a esta familia, se ven reflejada en la denominación de
la empresa. Siendo la más conocida desde 1913 Marrodán y Rezola.
Todos estos cambios de nombres, los
podemos encontrar en los guardacaños de nuestras calles, ya que muchos
de ellos llevan el nombre fundido.
Es en 1904 cuando Santiago Elías pide
permiso para construir una casa y fundición en el Muro de Carmelitas
(actual Avenida de Navarra) con planos del arquitecto Luis Barrón. En
seguida se incorporan a la empresa sus hijos Andrés y Fernando. En 1911,
ya se conocía a la empresa como “La Metalúrgica Logroñesa”.
Hacia 1930, empiezan a preparar una
propiedad que tenían en la calle del Cabo Noval para su nueva fundición.
En poco tiempo se convierte en “Metalúrgica Logroñesa Casa Elías”. Hoy
en día seguimos pudiendo ver la chimenea de dicha fundición, en el
interior de la urbanización “Ciudad de Santiago”.
Estas dos empresas (Marrodán y Casa
Elías), van a ser las mayores suministradoras de estos elementos
protectores “Los guardacaños de fundición”, pudiendo encontrar, en menor
número, de otras ciudades cercanas.
Las características y detalles de cada
uno de los modelos, os invito a verlos in situ. En las calles de
Logroño, fijaos en los detalles y dejad que os cuente su historia.
Texto
y fotos
Federico Soldevilla Agreda
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