CANTERAS MOLINERAS Y MOLEROS EN LA RIOJA

Pilar Pascual Mayoral[1]

Pedro García Ruiz 

1. Introducción

 

Los molinos manuales almacenados en nuestros museos así como la bella silueta de un viejo molino a la orilla de un río son testimonios mudos de la importancia que el cereal ha tenido en la alimentación de los pueblos hasta la primera mitad del siglo XX.

 

Es evidente que las muelas eran útiles indispensables para la molturación o transformación del cereal en harina y su posterior elaboración en pan, pero desconocemos otras cuestiones fundamentales como el lugar de origen de su fabricación o cómo llegaron a los yacimientos arqueológicos donde aparecen.

 

Estas preguntas, que tratábamos de responder al comenzar hace años nuestras investigaciones podemos responderlas hoy, no son producciones importadas pues hace más de dos mil años se tallaban molinos de rotación en el territorio actual de La Rioja.

 Molinos palentinos (gentileza del Ayuntamiento de Barruelo)

Moleros palentinos (gentileza del Ayuntamiento de Barruelo) [2] 

2. Historia breve de la investigación.

 

Publicamos en la Revista Murciana de Antropología (año 2001) nuestra primera noticia sobre los centros productores de piedras de molino del Jubera. Fue este valle nuestro punto de partida a raíz de la lectura del Diccionario de Pascual Madoz (1845–50) donde citaba las “hermosas canteras” de Robres del Castillo, después descubrimos que existían en La Rioja muchas más explotaciones.  

 

El resultado de nuestras investigaciones se publica en las revistas de cada valle: las de Muro de Aguas, Villlarroya, Grávalos e Igea en Graccurris, las de Arnedillo en Kalakorikos, las de Torrecilla en El Serradero, las de Jubera, Robres y San Vicente en La Voz del Jubera; pues era nuestra intención que los pueblos con antecedentes moleros pudiesen conocer su riqueza patrimonial; lo fuimos completando con una serie de charlas y visitas guiadas a las canteras molineras. Sin olvidar las publicaciones en otras revistas de etnografía o arqueología en las que también intentamos divulgar nuestros descubrimientos[3].

 

3. Las canteras de piedras de molino de La Rioja.

 

El estudio de las canteras de piedras de molino lo planteamos a partir de un trabajo de prospección ayudándonos de dos herramientas auxiliares, la toponímia, localizando aquellos términos municipales relacionados con las voces “el molar” y “los molares”, y la geología, siguiendo los conglomerados detríticos de la zona media de nuestros valles. Los resultados fueron espectaculares como vemos en el mapa de yacimientos (Fig1).

 

Distribución de las canteras de piedras de moler riojanas

Fig1. Distribución de las canteras de piedras de moler riojanas

 

En el Valle del Iregua, en Torrecilla fueron explotadas unas formaciones de conglomerados que afloran en el “Barranco de los Ladrones”, “Tardiego”, y continúan los vestigios hacia el Parque Natural de Ribabellosa en “La Era de San Agustín”, ya en el municipio de Almarza. En estas canteras se tallaron desde pequeñas muelas de molinos manuales de época antigua hasta grandes muelas para molinos hidráulicos, además de aras colectoras para las prensas de vino o aceite de tradición romana.  

 

Los vestigios del inconfundible trabajo de los moleros reaparecen en el río Leza, dentro de la jurisdicción de Luezas, en el término “Los Molares”. Situados en la cabecera del “Barranco Valderresa” se extienden aguas abajo hasta el límite con la jurisdicción de Terroba. El conjunto puede visitarse siguiendo un bello paseo medioambiental en el que destacan por su originalidad los alveolos de la extracción de muelas en el lecho del río.

 

Alveolo o impronta de la extracción de muelas. Luezas

Alveolo o impronta de la extracción de muelas. Luezas.

 

En el Valle del Jubera se desarrolló una importante explotación en San Vicente de Robres, Robres del Castillo y Jubera. Es un conjunto de gran interés por la abundancia de restos, frentes de cantera, vertederos, y piedras de molino que llegan a alcanzar 1,80 metros de diámetro. También aquí se conserva el término “Los Molares” asociado a las canteras. Sabemos que estaban activas en 1551 cuando Elvira Fernández compra una muela para el molino de las papeleras de Logroño (Ramírez Bañuelos, 1989).

 

Muela de trujal. Arnedillo

Muela de trujal. Arnedillo.

 

El conglomerado detrítico volvemos ha encontrarlo en el valle del Cidacos dando vistas al pueblo de Antoñanzas, para llegar poco después al paraje “Los Molares”. Los talleres moleros de este valle impresionan por su altitud y lo escarpado de las laderas, resultando especialmente llamativos los bloques desgajados en la cota más alta de la explotación. Desde el Valle del Cidacos pasamos a Muro de Aguas.

 

En el término La Lobera quedan visibles abundantes restos procedentes de la talla de muelas, reutilizados en buena parte para construir bancales de cultivo y algunas ruedas de trujal prácticamente acabadas. En esta explotación desaparecen los conglomerados.

 

Al este de Muro, en el término “Los Molares” que se extiende también por las jurisdicciones de Villaroya, Grávalos e Igea, afloran formaciones de roca arenisca de grano fino que también aprovecharon los moleros. En Villarroya para tallar planchas colectoras, utilizadas en las prensas de aceite y vino, y probablemente piedras de afilar.

 

Sin embargo, son más variadas y abundantes las producciones en Igea donde además de fabricar planchas colectoras y piedras de afilar como en Villarroya, conservan vestigios de columnas, piedras de molino, y un ejemplar de molino de chocolate cuyo acabado permite asociarlo a otros usos, como calces o durmientes para cubas.

 

4. El compromiso por la conservación en Europa.

 

Son varios los países europeos que trabajan desde hace años en la recuperación de estas explotaciones reconvirtiendo parte de ellas en ecomuseos, y estudiando a su vez los métodos de trabajo de los moleros y el ámbito comercial de sus producciones.

 

Las canteras de piedras de moler riojanas, que como hemos visto afectan a once municipios distribuidos en cinco valles, tienen para nosotros suficiente entidad como para plantearnos su reconversión en lugares de visita donde el visitante pueda descubrir la extraordinaria dimensión de esta peculiar industria.

 

Muela de molino harinero. Valle del Jubera

Muela de molino harinero. Valle del Jubera.

 

Hemos trabajado para poner en valor las canteras de piedras de moler riojanas así como un amplio número de yacimientos situados en otras Comunidades Autónomas, Soria, Burgos, Navarra y Álava. Todas ellas comparten en la actualidad un catálogo junto a las halladas en otros países europeos por un nutrido grupo de investigadores que puede consultarse en la web “meulieres.eu”, dirigida por el profesor Alain Belmont[4].

 

Este es pues el estado actual de la investigación, pero la realidad de las canteras de piedras de moler riojanas es que siguen ocultas entre la maleza sorprendiendo gratamente a los grupos minoritarios que las visitan.

 

Se trata de un patrimonio especialmente arraigado en la Historia de La Rioja que recomendamos conocer, pues queramos o no el carácter agrícola de todos nuestros pueblos tiene que ver con muchas más cosas que el cultivo y elaboración del vino. Son también los desaparecidos gremios de artesanos y de manera especial aquellos que nos dejaron un legado tan abundante y bien conservado como son las canteras de piedras de molino que hemos tratado aquí.

 

Centros productores que además de conservar una información difícil de imaginar, generaron un patrimonio inmaterial creando leyendas como la del “Molino de Sansón” de Calahorra[5], o esta que tomamos de Fray Martín Sarmiento que intentaban explicar la presencia siempre sorprendente de unas enormes ruedas de moler en lugares difíciles de asimilar:

 

“Los paisanos de Soyons y Charles, aldeas de Valence (Suiza), aún están más infatuados de que son huesos de Gigantes los que descubren allá pues, hallándose en aquellos parajes ruedas de molino naturales, y con su agujero, es tradición vulgar, que aquellas piedras habían servido de adorno, y rodete a los husos, con que hilaban las mujeres de los Gigantes”[6].   


[1] Licenciada en Geografía e Historia, rama Arqueología, por la Universidad de Zaragoza.

[2] Agradecemos al Ayuntamiento de Barruelo (Palencia) su amabilidad al autorizarnos publicar esta fotografía, propiedad de Abilio Rodríguez Presa vecino de Barruelo, ya fallecido.

[3] Toda la bibliografía relacionada con este artículo puede consultarse en: PASCUAL MAYORAL, Pilar; GARCÍA RUIZ, Pedro. “Las canteras de piedra de molino: una industria riojana desconocida”. Altza, Hautsa Kenduuz VII, San Sebastián 2003, pp 135 – 146. Disponible aquí:

http://www.altza.net/pdf/ahk7/07-Pascual-Garcia.pdf

[4] Cada ficha aporta un pequeño comentario, tres fotografías, el tipo de roca y las coordenadas de cada explotación. Puede consultarse aquí: http://meuliere.ish-lyon.cnrs.fr/index.html

[6] FEIJOO MARTÍN SARMIENTO, B. J. Demostración apologética del teatro critico – universal. Ed. Viuda de Francisco del Hierro 1732, p 157.

 

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