30 Años pasado había .......... |
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En 1977, Logroño, que es como se denominaba a la Provincia y su Capital, era un territorio aparentemente apacible. Sin embargo desde bastantes años atrás, había ido naciendo con fuerza, un entramado social, que teniendo como denominador común la defensa de la libertad, ansiaban verla protegida; para que sus ideales, políticos, sociales, culturales o de cualquier índole, pudieran llevarse a la practica y les hiciese sentirse CIUDADANOS, y dejar de ser lo que hasta entonces habían sido, SUBDITOS. Eran tiempos en que se debatía sobre la Amnistía a presos por delitos de opinión, de reuniones clandestinas donde se perfilaban nuevas formaciones políticas o se captaban militantes en las existentes, si el nuevo Ayuntamiento había que hacerlo o no, si el plan del Área Interior atendía a los intereses de unos pocos en detrimento de la mayoría, surgían los primeros debates sobre la denominación de la Provincia Logroño o Rioja, y siempre los problemas de la Agricultura, entre ellos dos fundamentales, el descepe de las viñas, por falta de rentabilidad, y el temor a las grandes bodegas. Pero todo ello, era cosa de pocos, sin participación real de la sociedad. Por fin surgió el primer milagro, la leyes del Gobierno Suarez permitieron a los partidos políticos en la clandestinidad legalizarse y que se convocaran Elecciones Generales, se celebraron el 15 de Junio. Y entonces cobro fuerza el debate político de más calado, Reforma, o Ruptura de todo lo anterior. Era tal el afán de poder engancharse, de una vez por todas, al tren de la historia, y poder igualarnos con los ciudadanos libres del mundo, que todos los temores existentes de que aquello podía salir mal, se vieron arrasados por el empuje de la ilusión y del ejemplar comportamiento civico ciudadano. Y no era fácil, que ello sucediese, pues de seiscientas cincuenta siglas políticas que compitieron por escaños al Congreso y al Senado a penas unas cincuenta sobrevivieron. Nada se había escrito sobre el futuro político, las hojas de ruta, como ahora se dice, estaban por escribir, nadie sabíamos a ciencia cierta a donde íbamos. Tal es así, que mi primera “regañina” de un compañero de candidatura, lo fue, por comenzar un discurso electoral con la siguiente frase: “La campaña electoral avanza e inicia ya su cuenta atrás. En ella hemos venido poniendo de manifiesto la necesidad de una reforma política que, plasmada en un NUEVO TEXTO CONSTITUCIONAL, organice el Estado en función del pueblo español actual y de su futuro”. Para prometer a continuación el voto a los dieciocho años. Sepan los mas jóvenes que la edad para votar entonces era de veintiuno. Las Cortes Generales se Constituyen el 22 de Julio de 1977, cumplí aquel día 37 años, nadie, como queda dicho, afrontó aquello como el inicio de una Legislatura Constituyente. Entonces se produce lo que vengo en llamar el segundo milagro. La conjunción, de unos resultados electorales que dieron un mayor peso político a los partidos proclives a ello, de una opinión publica deseosa del reencuentro definitivo entre las dos Españas, sobre todo las nuevas generaciones que no habían participado de los horrores de la Guerra Civil, y la voluntad de su Majestad el Rey, permitieron abrir el periodo constituyente. Pero ¿mereció la pena? Rotundamente SÍ. Solamente me quiero referir a lo que representó para nuestra tierra: Una aspiración secular de dar nombre a la Provincia de La Rioja fue posible. Entonces sí que hubo participación ciudadana, empujando y exigiendo a los responsables políticos que hiciesen lo que tenían que hacer, lo que era la su obligación de hacer. Y esos responsables políticos en mi modesta opinión estuvieron a la altura de las circunstancias. Esta afirmación de nuestra identidad reconocida y aprobada por Las Cortes Generales, allanó el camino para alcanzar la UTOPÍA de convertirnos en Comunidad Autónoma Uní provincial, cumpliendo las condiciones de la Constitución. Esto por si solo, con ser importante, no hubiese sido suficiente. Las derivadas, si que lo son. Me estoy refiriendo a todas las competencias de Autogobierno de las que hoy disfrutamos. Entonces los políticos las soñábamos y nos costaba explicar lo que había de llegar. Unas veces comprendidos, otras no tanto. Había escépticos, incluso quien se oponía a muchas de ellas. Mas tarde recticaron y me alegro. Carmelo Fernández Herrero Ex Senador de la Legislatura Constituyente.
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