LOS PRIMEROS TREINTA AÑOS

ANIVERSARIO

Volver a revivir, al cabo de treinta años, lo que tan intensamente vivimos es un trabajo empañado de nostalgia, de recuerdos que se agolpan desordenadamente, mezclados los momentos de entusiasmo y emoción con otros que la memoria se resiste a darles mayor importancia.

 

            Treinta años es casi una vida. A quienes nos cogió aquel tren en los cuarenta, desde luego que es toda una vida. Y por ello, es inevitable que en la reflexión sobre tantos recuerdos vayan poniéndose delante las cosas que nos disgustan, las derivas de un logro que nos llenó de ilusión y que los intereses de unos, los fallos de otros  y la rutina de muchos han ido poco a poco decolorando aquellas imágenes primeras.

 

            Desde aquel junio de 1977 cuando “Amigos de La Rioja”  también empezaba a caminar han ocurrido muchísimas cosas. La memoria, afortunadamente, es selectiva y nos recuerda las mejores. Y de aquellas otras que entonces tanto sueño nos quitaron, va recogiendo cuidadosamente los tonos más brillantes.

 

            Y en todas esas imágenes de una Rioja que “existía” y se empeñaba en “ser” estaba una asociación, un grupo de amigos con una voluntad a prueba de cualquier1980 Calahorra. Foto: Archivo obstáculo. Amigos de La Rioja en todos los debates sobre lo que soñábamos como posible y, a veces, como imposible. Amigos de La Rioja en la definición de nuestra identidad, en la exaltación de todo lo nuestro, en el sueño de una Universidad, en la recuperación de nuestras tradiciones y en la impagable tarea como conciencia crítica que tanto nos estimulaba a quienes en aquellos momentos habíamos sido elegidos por el pueblo riojano en las primeras elecciones de la democracia.

 

            Amigos de La Rioja jugó entonces un papel que ya sería suficiente para que la historia, cuando vayan pasando muchas veces treinta años, la coloque en el lugar privilegiado de quienes fueron imprescindibles.

 

            Cierto que nos entristece y nos duele “lo que pudo haber sido y no fue” al comprobar lo cruel que es constatar que los sueños no siempre se cumplen. Pero pisando esa tierra dura de la realidad, sería  injusto no valorar todo lo que hemos ido, entre todos, consiguiendo. No podemos ceder al desencanto orteguiano del “no es esto, no es esto”.

 Preautonomía. Foto: Archivo

            Aquella conciencia crítica que a tantos estimuló y despertó sigue siendo precisamente ahora más necesaria que nunca para que no se hunda en la apatía y en la rutina de todo lo que se burocratiza , lo que entonces consiguió La Rioja. Ese es hoy el gran reto de nuestra Asociación.

Félix Palomo Saavedra 

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