Para muchos es toda una vida. Para los que vivimos intensa y apasionadamente aquellas vicisitudes un recuerdo imborrable en nuestra memoria. Recuerdo parcial y subjetivo, como todos los humanos. Hemos dejado atrás frustraciones y desengaños. Procuramos rememorar sólo aquellos momentos de gozo en los que parte de nuestras ilusiones se íban plasmando. Creo que no teníamos conciencia exacta de lo que nos traíamos entre manos. Nadie podrá quitarnos la certeza de en momentos decisivos para la historia de La Rioja aportamos nuestro granito de arena. No estábamos sólos, es verdad, pero junto a otros, estábamos incansables en vanguardia.

Lo he contado muchas veces. Nuestro nacimiento en que se conjugaban tres fuentes: riojanos que habíamos estudiado o trabajado fuera y embebidos de los aires que se respiraban en otros lares, queríamos hacer algo parecido en nuestra Tierra. Cristianos de comunidades de base que se incorporaron generosamente. Y algunos profesionales –historiadores, arquitectos, ingenieros- que habían tenido una idea similar.

Recuerdo también a personas que pasaron a mejor vida. Citaré sólo dos nombres de una lista, asaz demasiado larga. El primero, de mi misma sangre y gran amigo, JULIO LUIS FERNÁNDEZ SEVILLA, que desde su puesto político nos ayudó en la sombra, sobre todo con sus consejos. La otra JACINTA MARTÍN ARAGÓN, tesorera durante muchas años que con su labor callada y tenaz, permitió que con tan escasos medios, nuestra labor cundiera eficazmente.

Fue nuestra Asociación un semillero de vocaciones políticas, cuando se estableció la democracia. Muchos partidos vieron nutrirse sus cuadros con personas que en nuestras filas dieron sus primeros pasos en la vida pública. En honor de la verdad, hemos de reconocer que no intentaron aprovecharse de AMIGOS DE LA RIOJA         para su legítima tarea partidista. También hemos de subrayar el cuidado exquisito que siempre hemos tenido de mantener a ultranza nuestra independencia respecto a todos, del poder o la oposición. ¡Aquella regla, inicialmente no escrita, aunque luego se incorporó a los Estatutos de que cuando alguien pasase a ocupar un cargo político debía dimitir de su puesto en la Junta de la Asociación!

Entre nuestros socios, hay quienes se apartaron voluntariamente. Lógicamente, respetamos su decisión, aunque con nosotros compartieron trabajos y esfuerzos, a veces, en puestos de responsabilidad. Siempre dijimos que somos una Asociación, como era nuestra obligación, de puertas abiertas para entrar o marcharse. Sólo teníamos para repartir trabajo, muchas veces callado y desconocido, no prebendas. Pero sí tuvimos y seguimos teniendo es lealtad y amistad entre todos. Los AMIGOS DE LA RIOJA          somos, en primer lugar, eso: amigos.

Pedro Zabala