El fervor autonomista de aquellas fechas se evaporó. Aunque
seguramente la mayoría piensa que estamos mejor que cuando éramos una
provincia sometida al centralismo. Pero ver, día a día, cómo los partidos
políticos consideran la Administración como un botín a repartir entre sus
afiliados, desanima mucho. Lo mismo pasa en el gobierno central, claro,
pero el autónomo lo tenemos más cerca. Y cuando resulta que los dos
partidos mayoritarios son sucursalistas, ya que su fuerza depende de
arriba y no de aquí, resulta mucho más chocante decir que los riojanos
disfrutamos de autonomía. Si no lo pagásemos los ciudadanos, nos reiríamos
viendo cómo cambian de actitud según si coinciden o no con el color del
partido gobernante allá. Tenemos dos ejemplos al respecto. El Presidente
del Gobierno Riojano actúa como ariete de su partido contra los
nacionalismos periféricos. Es capaz, y le aplaudimos por ello, de
entrevistarse y firmar acuerdos de colaboración con los Presidentes de los
gobiernos vecinos, castellano, navarro, aragonés y cántabro, pero no se
atreve a hacerlo con el Lehendakari vasco. Por otro lado, estuvo la
ministra de Cultura en La Rioja y en todos los actos tenía a su vera al
secretario del PSOE riojano, dejando en lugar casi subalterno al Delegado
de su Gobierno (Claro que las fotos son muy importantes en la permanente
campaña electoral con que nos obsequian. Y a fotos el PP gana por
goleada).
Los
medios de comunicación en los días aquellos de preservar la personalidad
riojana en la autonomía propia tuvieron una posición relevante. Hoy, y somos
conscientes de que la responsabilidad no es de los periodistas, rinden
pleitesía al poder y sobre todo al mercado. El espacio que antaño dedicaban a
los movimientos sociales y a la cultura se ha achicado, porque los agentes
políticos claman más y más por aumentar su parcela. Salir en los medios es su
obsesión y abusan del poder para silenciar la crítica y cualquier análisis en
profundidad de los tejemanejes de los cuales los enterados hablan en voz baja
pero nadie denuncia. ¿Por qué carecemos de un periodismo de investigación que
nos aclare tantas cosas aparentemente inexplicables?. Por ejemplo, ¿qué pasa
en nuestro mundo empresarial cuando una candidatura de la FER ha pretendido
controlar la Cámara de Comercio a través de unas elecciones que acabó
perdiendo?.
Tenemos
muchísimas más asociaciones que entonces pero la mayoría languidecen y viven
gracias a subvenciones oficiales. Es difícil encontrar el espíritu crítico de
los años de la transición. En su mayoría, domesticadas y en gran medida
amordazadas económicamente vegetan. Renovar sus juntas directivas es una
proeza y lograr que se incorpore gente joven, casi un imposible.
El
peso de la ciudad de Logroño sobre la totalidad de La Rioja se ha acrecentado
desmesuradamente. No es sólo su exagerado crecimiento poblacional. Es el
intento por parte de los políticos, algunos foráneos y otros de aquí, pero
diríase que avergonzados de sus orígenes pueblerinos, que tratan de que la
capital absorba toda la energía vital de nuestra Tierra. Se empecinan en
aumentar la superficie de suelo industrial, y antes se opusieron a que lo
hiciera algún municipio próximo, pretender convertir a Logroño en capital del
vino; orillan la memoria de Nájera, la antigua capital del reino; sobre todo
la Rioja Alta y las sierras sufren este desaire. Lo último ha sido el proyecto
del alcalde capitalino de aprobar una modificación del Plan General, echado
abajo por la Comisión de Urbanismo del Gobierno Riojano, que facilitaría la
construcción de 50.000 viviendas nuevas. Tres guindas subrayan este afán
megalómano: su empecinamiento en sacar adelante este Plan, a pesar del
dictamen adverso; su hostilidad al pequeño comercio al favorecer la
implantación de grandes superficies; y las colosales obras de aparcamiento
subterráneo empezadas todas casi simultáneamente. Todo sea por las fotos
previas a las próximas elecciones:
La
Universidad de La Rioja es una realidad y se notan sus frutos por los
titulados que
curso tras curso van saliendo. Pero echamos en falta su conexión con la
sociedad riojana y no sólo con el mundo empresarial. Sabemos de su dependencia
económica del Gobierno Riojano pero añoramos aquellos años difíciles, en que
sin ser siquiera Universidad, se atrevían a ser punta de lanza del pensamiento
crítico y renovador de nuestra Tierra. Aplaudimos la seriedad de su
profesionalización pero nos gustaría ver a sus profesores, como tales,
preocuparse de los problemas e inquietudes de sus conciudadanos.
La
Rioja es una sociedad envejecida. Los análisis demográficos nos muestran una
pirámide de población en la que los efectos del descenso de nacimientos y la
prolongación de los años de vida, acarrean un peso muy fuerte de la población
de más de 65 años. Esto nos plantea una situación peligrosa cara el futuro y
unos problemas crecientes en cuanto a la enfermedad y el aislamiento que
suelen acompañar a los ancianos.
La
sanidad riojana es otra de las cuestiones que preocupan a la ciudadanía. Nos
comparamos con los vecinos que están bastante mejor que nosotros :_ Euskadi y
Navarra _ y nos lamentamos de nuestra peor situación. La asunción apresurada
de esta competencia, antes de acabar el hospital de San Pedro (¿alguien piensa
que el Sr. Sanz lo hubiese hecho si el gobierno central hubiera sido del
partido rival?) nos colocó en una situación desventajosa. Esperemos a ver qué
pasa cuando esté acabado. Pero la política del Consejero Sr. Soto,
enfrentándose a los médicos y externalizando en empresas privadas servicios de
la sanidad pública, es muy mal precedente.
Nuestra Tierra no se queda al margen de la creciente ola de violencia que
asola la sociedad. Violencia en todos los ámbitos, doméstico, escolar, en las
calles, en el trabajo, en las carreteras. Aumentan las víctimas en el seno de
las familias, en los tajos laborales, en la circulación. De nada nos sirven
los consuelos de tontos de si estamos por debajo de la media nacional o la
respuesta contraria de que las estadísticas bajan es porque la gente se aburre
de denunciar porque no consigue nada. La realidad es así de ciega y brutal. La
falta de respeto al más próximo, las prisas, el afán de codicia llevan a esos
comportamientos inhumanos. ¿Qué falla también aquí en la educación familiar,
en el sistema educativo, en las relaciones vecinales laborales, en todos los
ámbitos de convivencia para que los atentados contra la vida, la integridad
física, los bienes ajenos privados y los públicos, se multipliquen sin que se
vea más freno que el esfuerzo policial y la sanción penal?.
Otro fenómeno está produciendo importantes cambios en La Rioja: la emigración.
Un tanto por ciento importante de nuestros convecinos ha venido de países
extranjeros: latinoamericanos, norteafricanos y del este europeo, sin que nos
falten subsaharianos y orientales. Hemos rebasado los 300.000 habitantes y se
está produciendo un freno en nuestro proceso de envejecimiento: son más
jóvenes y más prolíficos. De entrada, cubren puestos de trabajo que ya son
despreciados por los indígenas. Pero, todavía hay muchos irregulares, a pesar
de la reciente legalización. ¿Cómo viven los que nos tienen trabajo?. Además
demandan atención sanitaria y plazas escolares para sus hijos. Y el reto se
incrementa en día en día: el hambre, las guerras, las persecuciones, el sueño
de una vida mejor, les llevan a dejar sus países de origen. No habrá vallas ni
mares que les frenen. Ante esta invasión pacífica, las respuesta primaria es
el miedo, el crecimiento de la xenofobia. No es racismo, despiertan rechazo a
nivel popular (distintos son los grupos extremistas) sólo porque son pobres.
Si tuvieran dinero, ni el color de su piel, ni la diferencia de idioma,
religión o costumbres, suscitarían otra cosa más que curiosidad. Ante esta
situación problemática, no se les ha ocurrido a ciertos políticos más solución
que amenazar con privarles del derecho fundamental a la sanidad y a la
educación. Son los mismos que año tras año, van bajando el tanto por cierto de
las aportaciones autonómicas y locales de ayuda al desarrollo. La solución a
largo plazo no podemos aportarla sólo desde La Rioja; hay que condonar la
deuda externa, hay que ayudarles a desarrollarse económicamente, hay que dejar
de apoyar a sus gobernantes tiránicos y corruptos. Pero aquí, podemos y
debemos hacer lo que está en nuestra mano: facilitarles respetuosa y
armónicamente la integración en nuestra sociedad. Podrán conservar sus
costumbres en cuanto no se opongan a los derechos fundamentales (y respetarlos
también nosotros, claro). Inevitablemente cambiarán ellos y también nosotros.
La Rioja será más plural, más abierta, en definitiva más acorde con nuestros
orígenes.