No, no es que se haya deslizado un error
en el título, ya sé que desde hace algún tiempo la autopista que
atraviesa La Rioja se llama AP-68, y también sé que la “P” nos avisa
que se trata de una autopista de peaje. Digo que no es un error porque
el título expresa, en realidad, un deseo: Poder volver a llamar A-68 a
nuestra Autopista, es decir que La Rioja disponga de una autopista
libre de peaje, que desaparezca esa “P”.
Para comprender el por
qué de este anhelo basta con hacer un día una excursión de 50 Km. por
cualquier tramo de la N-232 entre Haro y Alfaro. Los que tienen la
experiencia no necesitan más explicaciones, los que no la tienen mejor
que hagan la prueba; cualquier descripción se quedaría corta.
La Rioja necesita esa vía
rápida y segura, pero sin peaje y con más entradas y salidas, para
facilitar, no sólo los recorridos de paso y larga distancia, sino
también la vertebración de las comarcas y localidades riojanas por el
eje del Ebro. Para ello serían necesarias nuevas salidas en Briones,
Corera y Aldeanueva-Rincón. Y, desde luego, completar la semi-salida
nº 14 de Pradejón-Lodosa, reciente “genialidad” de la empresa
concesionaria AVASA en convenio con el Gobierno de Navarra, y que sólo
permite la entrada y salida hacia/desde el sentido Zaragoza (Por
cierto, siempre me he preguntado por qué no se construyó desde un
principio la salida nº 14 en esta autopista).
Por otro lado creo que
ahora es un buen momento para luchar por la liberalización de la
Autopista, porque parece que todos estamos de acuerdo: gente de a pie,
asociaciones ciudadanas, sindicatos, empresarios, ayuntamientos y
hasta los partidos políticos riojanos (que es bien raro). Pero tenemos
un problema, y es que el tema no es competencia autonómica, así que el
lío está montado.
Veamos la situación
actual. El partido en el Gobierno Central –Partido Socialista–, cuando
estaba en la oposición, hace poco más de un año, defendía la
liberalización de la Autopista y durante la campaña electoral de 2004
se comprometió a ello; ahora parece que no lo ve claro y se echa
atrás alegando que puede haber agravios comparativos con otras
regiones que tienen autopistas de peaje. (También podríamos ver algún
agravio comparativo al contar el número de Km. de autovías de La Rioja
y el de otras comunidades).
Ante esto el partido
gobernante en La Rioja –Partido Popular– exige, desde el año pasado,
la liberalización inmediata de la Autopista; curiosamente antes no
defendía esta medida, ni la había solicitado al Gobierno de la Nación,
que era de su mismo color político. Al contrario, incluso aceptó sin
rechistar, en febrero de 2000, la prorroga de la concesión otorgada
por el ministro Arias Salgado a la empresa AVASA por quince años más,
retrasando el rescate de la Autopista del año 2011 hasta el 2026.
Total que unos y otros se
echan en cara lo que dice, hace, o no hace el “enemigo” político, sin
ningún empacho por cambiar de idea según sean gobierno u oposición y
con el objetivo básico de que los otros “queden mal” y obtener
rentabilidad en votos; y siempre dejando claro que las mejoras y
logros obtenidos para los ciudadanos son debidos exclusivamente al
esfuerzo del partido propio, (sin admitir nunca colaboración o apoyo
de los demás).
La última noticia
relacionada con el tema es que el Ministerio de Fomento ha incluido en
el Plan de Infraestructuras la duplicación de la N-232. Parece buena
idea en principio, aunque esto supone que deberemos esperar seis o
siete años (o más) para tener una vía de alta capacidad para nuestro
tráfico rodado. Además, si echamos cuentas de los millones a
desembolsar, seguro que nos salía más barato pagar el rescate de la
Autopista a la empresa concesionaria; y encima de ahorrarnos las
obras, las molestias y los atascos (que pueden ser “de órdago”), el
resultado sería más respetuoso con el medio ambiente y el paisaje, es
decir, más rentable desde el punto de vista ecológico. Aunque supongo
que con esto no estarán de acuerdo las empresas constructoras, las
cementeras y las asfalteras.
Lo anterior no quiere
decir que esté en contra de la duplicación de la N-232, sino que
pienso que sería mejor primero liberalizar la Autopista y luego, por
tramos y según las necesidades reales del tráfico, desdoblar la
carretera. Tampoco hay que olvidar que el desdoblamiento es
problemático en algunos puntos y ya causó enfrentamientos cuando se
habló de los primeros proyectos, en relación con su trazado por la
localidad de Agoncillo o por las riberas y sotos del Ebro y también
por el peligro de que afectase a “viñedos históricos”. (Por cierto,
con relación al daño que producen las obras públicas parece que
importan mucho más los “viñedos históricos” que las “calzadas romanas
históricas” o los “castillos de Logroño históricos”).
No confío en que se
libere en su totalidad la AP-68. Sí creo que, al menos, debería
liberalizarse el tramo desde Miranda de Ebro hasta Alfaro–Enlace A-15.
Pero mientras tanto lo mínimo imprescindible, y además urgente, es la
conversión del tramo de autopista que rodea Logroño en la
circunvalación sur de la capital riojana (algo que desde un principio
se hizo en Zaragoza).
La forma de hacerlo es
sencilla: 1º Colocar (como en Utebo y Arrigorriaga) dos barreras de
peaje, una antes de Fuenmayor y otra después de Agoncillo, eliminando
así tres entradas/salidas de peaje en Navarrete, Logroño y Agoncillo.
2º Enlazar directamente, en Recajo, con la Autovía del Camino de
Santiago que viene de Pamplona. 3º Construir un nuevo enlace a Logroño
a la altura de Varea–La Portalada y otro enlace directo con la N-120
desdoblada, antes de Navarrete.
De esta forma quedarían canalizados
por la Autopista todos los itinerarios de paso posibles entre
Pamplona, Zaragoza, Soria, Burgos y Vitoria; disponiendo Logroño de
tres entradas: Oeste, Centro y Este.
Como la esperanza es lo
último que se pierde, esperemos que nuestros políticos dejen de lado
sus enfrentamientos constantes y su tendencia casi enfermiza a
utilizar cualquier cosa como arma electoral. Y que, si consideran que
la liberalización de la AP-68 es buena para La Rioja, se pongan a
trabajar juntos y de verdad por ello. Esperemos que así, de aquí al
2026, cada vez que cojamos la Autopista no tengamos que acordarnos del
Ministro que impidió que fuese gratuita para dentro de 6 años.
Fernando Díaz de Cerio
Julio de 2005