Sr. Sáez Añdana, relájese ¡ hombre¡.

Sr. SÁEZ ALDANA

La sabiduría popular es esa parte de nuestra cultura que, trasmitida de generación en generación, suele cristalizar en refranes, aforismos, máximas y dichos en general, y que en la mayoría de los casos suele hundir sus raíces en verdades como puños. Y como los ejemplos, como las imágenes, valen más que mil palabras, aquí propongo uno de esos dichos para que el Sr. Sáez Aldana (Fernando) se lo ate muy bien al dedo, cual es “Cuando las palabras no son más importantes que el silencio, vale más no pronunciarlas”, que en un castellano más castizo viene a significar que “cuando no tengas nada inteligente que decir, es mejor que cierres el pico”.

      Sindicatos. Foto: Fede      Algo gordo le deben haber hecho los Sindicatos al Sr. Sáez Aldana cuando últimamente se muestra tan virulento contra ellos, vertiendo en diversos escritos vehementes críticas en un tono pretendidamente irónico. A lo peor es que le deben algo, o quizá sólo sea que como ex-sindicalista que es (parece que ya no se acuerda de sus tiempos mozos en las Juntas de Personal actuando en defensa de los trabajadores), ahora se comporta como aquellos ex-fumadores a quienes más molesta el humo de los cigarrillos de los demás. Quién sabe.

            De lo que no hay duda, Sr. Sáez Aldana, es que debería sopesar de forma seria la posibilidad de sentarse un día consigo mismo, relajadamente, y calibrar el valor de muchas de esas palabras que con relativa frecuencia tiene a bien regurgitar.

            Acusar a los Sindicatos de la preocupante evolución de algunos indicadores macroeconómicos es, cuando menos, atrevido, y hacer residir en su diaria actividad la causa de todos nuestros males patrios en el ámbito económico, es digno de una adecuada aplicación preventiva de nuestra sabiduría popular más castiza.

            La invasión de productos “Made in China” que tanto daño está haciendo aTres Monos Sabios importantes sectores de nuestra economía, trae causa de un régimen político a menudo draconiano donde la defensa de los derechos humanos no está entre sus prioridades más perentorias precisamente, cosa que aquí, en occidente, parece importarnos un rábano siempre y cuando queden expeditas para nosotros las puertas de ese ingente mercado potencial de 1.300 millones de chinos.

            Pero a lo que vamos, Sr. Sáez Aldana. Le recuerdo que el derecho a la libertad sindical es uno de los derechos fundamentales que nuestra Carta Magna recoge en su artículo 28, y que algunos de los logros laborales de los que usted mismo goza en su condición de empleado público, existen en mayor o menor medida gracias a la labor de los Sindicatos a los que usted tanto desprecia.

            Por lo demás, Sr. Sáez Aldana, responsabilizar a los Sindicatos de ser los causantes de que la mitad de la población activa de este país (o de cualquier otro al que usted tendría a bien deportarles) está constituida por “incapaces laborales, cobradores del paro, prejubilados, liberados sindicales, operados de la espalda o simples maulas” (sic) parece ser, en el mejor de los casos, un mero exabrupto consecuencia quizá de una larga continencia (usted sabrá); o puede, simplemente, que la esencia de ese minucioso listado que usted hace de gente que se encuentra a cargo de este Estado social que es España, sólo sea el fruto de un simple ejercicio de análisis  introspectivo, tan acertadamente plasmado, como no, a través de nuestra sabiduría popular. Ya sabe, Sr. Sáez Aldana, “Piensa el fraile que todos son de su aire”.

Javier De Hoyo Martínez

 

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