Una puerta nueva en el Camino

¿Ocasión perdida?

EL ARCO DEL CAMINO

A finales del año 2004 se ha instalado por parte del Ayuntamiento de Logroño un monumento dedicado al Camino de Santiago: “El Arco del Camino”. Es obra del artista gallego Cándido Pazós. Su instalación es el resultado de un acuerdo entre el Ayuntamiento de Logroño, el Gobierno de La Rioja y la sociedad ´Xacobeo 2004´. El monumento representaría una gran puerta de acceso a la ciudad y conectaría con la colocada también en este año jubilar en la entrada de Santiago. Compuesta de tres pilares de granito en cuyas caras están reproducidos los 24 santos que aparecen en la Puerta Santa de la catedral Compostelana, imágenes pertenecientes al coro catedralicio y obra del Maestro Mateo, que fueron ubicadas en ese lugar en el S. XVII, con el remate de las figuras de Santiago y sus discípulos Atanasio y Teodoro. Representa a reyes y santos. Los pilares culminan con una marquesina semicircular de acero, de la que pende una esfera de dos metros de diámetro que representa la bola del mundo y en la que aparecen las inscripciones de los países por los que cruza el Camino. Dentro de la esfera hay una estrella que indica la dirección correcta para seguir el Camino jacobeo. Con la instalación de este monumento culmina la tarea del Ayuntamiento logroñés en este Año Jubilar Compostelano en la que se han inaugurado una serie de esculturas que adornan el recorrido municipal del Camino jacobeo.

 Arco del Camino. Foto: Fede

El lugar elegido está entrañablemente unido al devenir de los peregrinos en la ruta santiguista y a uno de los lugares más relacionados con la historia de Logroño, estamos junto al Puente de Piedra. Pocos logroñeses, sin embargo, afirmarían que este lugar tiene una fuerte vinculación con San Juan de Ortega (1080-1163). Pero es el caso que este puente, de tantos afanes e intereses, dice la tradición que fue reformado y construido, después de una de sus tantas destrucciones, por el santo riojano-burgalés, Juan de Ortega hacia 1150. En muchas ocasiones el llamado actualmente Puente de Piedra, recibió el apelativo de Puente de San Juan. Porque en su entrada norte existía la Ermita,  Abadía u Hospital de San Juan de Ortega. Es verdad que al estar en el  entorno del Campillo y del Humilladero, algunos documentos simplemente afirman que es San Juan del Campillo o del Humilladero. Hasta el S. XIX, antes de la construcción del nuevo existió la Ermita, a la que la Corporación Municipal en pleno, iba la víspera del 21 de junio, a celebrar oficios religiosos que presidía el abad de dicha ermita, abadía, hospital,... así parece que lo hizo, al menos, desde 1775 cuando una tremenda riada anego la zona de la Rua Vieja, que suscitó “la mayor admiración por no haberse visto, ni haber memoria ni noticia de semejante acopio y subida de agua” y durante tres días hubo oraciones para que terminase cuanto antes la gran avenida del Ebro, instituyéndose “voto perpetuo a San Juan de Ortega” y celebrar fiesta anual en ese día, “por ser este en el que esta ciudad experimentó la mayor aflicción”. Con anterioridad, probablemente, existía el voto de acudir en la fiesta del santo al lugar de su monasterio en Burgos lo que se ratifico en esta ocasión.

 

Es verdad que en la construcción del actual Puente de Piedra no se reedificó en la cabecera la ermita que allí había existido, al menos 760 años, como la reedificada por Juan de Elorriaga en 1577, y desapareció una larga tradición de siglos con la ermita como lugar de referencia peregrinal y como hito anunciador de la presencia sanjuanista en nuestra región y en la hermana de Burgos donde los peregrinos eran recibidos en el grandioso monasterio creado por el santo constructor de puentes en nuestra región y en la burgalesa. En Nájera, avanzado el siglo XX, estaba en pié la ermita de San Juan con un puente también atribuido a la ejecutoria sanjuanista. Aquí se espera por muchos la reconstrucción de la referida ermita que no se ha efectuado en la última restauración.

 San Juan de Ortega

Actualmente una imagen de San Juan de Ortega, así como la de Santo Domingo de la Calzada, se halla en la capilla de la Antigua de Santa María de Palacio de Logroño, recordando, probablemente, la tradición de la antigua ermita y de su culto. También en el cuadro existente en la Ermita de San Gregorio, en la Ruavieja, encontramos a los dos santos riojanos-burgaleses, asistiendo a la muerte de San Gregorio y con el Puente de Piedra, como mudo testigo de un puente atribuido en su construcción a San Juan de Ortega. La vinculación de la ciudad con estos personajes parece inevitable, al menos en el imaginario popular y en su devoción.

 

La Acciones de la ciudad en representación de su vecindario se ejercía permanentemente en el voto de acudir en procesión anual a la ermita, nombrar abad de la misma cada año, siendo personajes bien  ilustres algunos de ellos como Juan de Vergara, Rodrígo de Cabredo y su familiar Alvaro Cabredo y otros, dotación con los haberes correspondientes municipales a los elegidos y mantenimiento de las reparaciones del edificio. Todo ello indica una voluntad de muchos siglos por mantener vivo un espacio que servía de hospital y era lugar de vinculaciones municipales donde no dominaba tanto lo económico, lo político o los intereses crematísticos cuanto el culto, la pasión por un lugar y el mantenimiento de la memoria del Santo constructor. Tarea noble y denodada frente a tantos avatares de riadas, asedios y paso del tiempo. Por eso este monumento del Camino ahora instalado queda cojo al no recordar el hito y mantener la memoria del que se generó en este lugar a lo largo de la historia. Invito a una lectura sosegada de las páginas del Logroño histórico, de F. J. Gómez, para calar en un reparo histórico y el necesario recuerdo de algún tipo placa, estatua, monolito,... en este lugar que recuerde la presencia de San Juan de Ortega.

La colocación de esta nueva puerta del siglo XXI puede ocultar lo más entrañable para una ciudad que ha acogido a los peregrinos, generación tras generación, en este entorno en el hospital de San Juan de Ortega, del Campillo o del Humilladero. Ciudad que era patrona de la abadía y ermita aquí existente, pero que precisa no olvidar lo que es obvio. El monumento recién inaugurado debe espolear a completar la identificación del lugar para los peregrinos que por aquí sigan transitando con la aportación del recuerdo de San Juan de Ortega. Este sería un modo inteligente de recuperar la memoria del Camino en un lugar tan entrañable para la ciudad de Logroño, si no se hace, continuará siendo una ocasión perdida.

 

Jesús Martínez Cañas

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