Conociendo la obra de

GERARDO CUADRA

ESCALANDO EL CIELO

El pasado 31 de mayo le fue entregado a Gerardo Cuadra el Galardón a las Bellas Artes de La Rioja 2004, como reconocimiento a su intensa labor de arquitecto en nuestra Comunidad Autónoma. Con motivo de ello, Amigos de La Rioja ha preparado una excursión para el próximo 13 de noviembre que se detalla al final de este número de la Revista, en la que el ganador del galardón nos descubrirá algunas significativas muestras de su trabajo. Desde aquí, os invitamos a conocer a través de estas líneas algo más de de la obra de este arquitecto riojano.

Puesto a escribir un artículo para la Revista "Siete Ríos", en relación con mi trabajo como arquitecto, he pensado que, dada la orientación de la misma, pudiera ser interesante tomar como tema una de las parcelas de mi labor, como es la de restauración del patrimonio riojano, y en concreto la de los templos, ya que se ha tratado de una actividad que ha alcanzado a numerosas localidades a lo largo y a lo ancho de toda la Rioja.

Comenzando por las actuaciones más modestas desde un punto de vista arquitectónico, pero que también son las más numerosas, hay que comentar la dirigida a renovar las cubiertas de muchos templos. Renovación necesaria, dado el estado de ruina o semiruina de muchas de ellas, o, sin llegar a tanto, con graves deficiencias, pues se mantenían apuntaladas, o sostenidas, con soluciones provisionales, frecuentemente torpes.

Actuaciones éstas, como digo, modestas, pero que normalmente han tenido como resultado no sólo salvar al edificio, sino también un notable cambio de la imagen global del mismo. En buena parte suprimiendo o, mejor dicho, sustituyendo por fábrica de más calidad, las pobres e inadecuadas elevaciones de los muros perimetrales, totalmente inadecuadas, aunque ciertamente explicables dados los recursos económicos o técnicas de otros. Pero sobre todo, resolviendo la mayor parte de las cubiertas según un diseño nuevo, de modo que la forma de las mismas refleje de modo coherente la organización y la diferenciación de los espacios que cubren. Es decir, que su imagen sea la expresión volumétrica del templo al que sirve.

Estas cubiertas han sido resueltas constructivamente, según la categoría del edificio, con estructura de madera laminada, o metálicas, formadas en unos casos con perfiles laminados en frío, y, en otros, la mayor parte, con perfiles convencionales de acero. Sin olvidar algún caso singular, como el del templo de Santiago el Real de Logroño, en el que, debidamente tratada, se ha aprovechado la mayor parte de la muy interesante estructura de madera existente.

Los faldones de estas cubiertas han sido terminados con teja cerámica curva, aprovechando parcialmente la existente, y sus bordes han sido rematados, en la mayor parte de los casos con aleros de canes, de diseño actual, siempre que no se hayan podido aprovechar los ya existentes. También hay que señalar que con frecuencia la renovación de cubiertas ha ido unida al refuerzo de las bóvedas.

Esta labor de renovar y asegurar las cubiertas ha sido considerada prioritaria, por lo que, en general, dado el amplio listado de templos con esta necesidad, no se ha intervenido en los interiores. No obstante en algunos casos, por la colaboración de la parroquia, o por la necesidad física de sanear el interior, se ha podido o se ha tenido que actuar, renovando pavimentos (tema a veces ligado con el de la calefacción), o saneando bóvedas, pilastras y muros, e incluso mejorando la instalación eléctrica. Ejemplos han podido ser los de los templos parroquiales de Cárdenas, Lagunilla, Tormantos, Autol, Viniegra de Abajo, etc.…

Interior del templo parroquial de Villavelayo. Foto: Gerardo Cuadra

Un caso para mí especialmente interesante, entre estas intervenciones más completas, fue el del templo parroquial de Villavelayo que fue cogido en un estado casi crítico, y al que la actuación a lo largo de dos o tres etapas, no sólo ha permitido su recuperación pastoral, sino también dejarlo de modo que ahora se puedan contemplar en él interesantes ejemplos de distintos estilos, desde el prerrománico al barroco, eco y memoria de su larga y compleja historia. Y también se debería destacar el templo parroquial de Pipaona, en el que la nueva cubierta de madera se resolvió aprovechando unos arcos diafragma medievales, hasta ahora ocultos.

Este trabajo de asegurar los templos con la renovación de sus cubiertas, ha podido alcanzar, como parte de mi trabajo, a cerca de cincuenta templos extendidos por toda nuestra región, desde Inestrillas hasta San Millán de Yécora, y desde Logroño hasta San Andrés y Laguna.

Paralelamente, a este tipo de trabajos, y, a veces, en conexión con el mismo, han sido restauradas también numerosas torres, unas de fábrica de piedra, y otras, las más, de fábrica de ladrillo. Estas últimas, pertenecientes fundamentalmente al tipo de torres barrocas localizadas en la Rioja Baja, y que han sufrido de una forma especialmente acentuada, dada la fragilidad del material con el que han sido construidas, la acción de los agentes atmosféricos (y también el de algunas aves).

Detalle del techo del templo parroquial de Pipaona. Foto: Gerardo Cuadra

La actuación en las torres ha consistido, prescindiendo de algún caso singular, en restaurar sus paramentos con sus impostas, cornisas, huecos,…especialmente en el caso de las levantadas con fábrica de ladrillo, protegiendo todos los elementos salientes, y reponiendo elementos ornamentales de piedra. Esta labor ha sido completada en algunos casos con trabajos en el interior, por ejemplo, renovando completamente la escalera de acceso al campanario.

Pero además de todas estas labores ha sido frecuente la necesidad de renovar los elementos de remate, en alguna torre, o, en otras, construir un nuevo chapitel o el conjunto de falsa cúpula, linterna y cupulín que, por una u otra razón había desaparecido.

Indudablemente, este último tipo de intervención ha solido plantear el reto de lograr un diseño actual que armonice con el resto recibido de la historia; y que, aún con los riesgos que ello suponía, es el camino que se ha seguido. La misma actitud me ha llevado últimamente a utilizar en estos casos como material el acero cortén autooxidante por entender que, si desde el punto de vista estético su color definitivo entona con el de la fábrica de ladrillo, además ofrece la indudable ventaja de una mayor resistencia a la acción del tiempo, algo tan importante para estos elementos que, situados a esas alturas, resultan tan difíciles de restaurar.

En conjunto se ha actuado sobre unas veinte torres. Varias de ellas situadas en la Rioja Baja (Igea, Rincón de Soto, Autol, Pradejón,…Pero también, con características diferentes, pertenecientes a zona de los Cameros: (Soto en Cameros, Laguna, San Andrés), o a la Rioja Alta como Tormantos.

También se podía citar las intervenciones en ermitas, alguna tan interesante como la de "La Junquera" en Treviana, en la que, entre otras cosas, se ha recuperado y restaurado el ábside románico con un valioso ventanal trilobulado del mismo estilo.

Y se dejan aparte, aunque son mucho más importantes, pero también más conocidas porTorre del templo parroquial de Igea. Foto: Gerardo Cuadra haber sido objeto de polémicas y publicaciones, las restauraciones realizadas en el templo de Nª Sª de Palacio de Logroño (Claustro y Atrio) y en la Catedral de Sto. Domingo (Sala Capitular – Capilla Mayor y Cubiertas de Girola y Capillas)

Por último, es justo dejar constancia de cómo la mayor parte de estas actuaciones han sido posibles gracias al convenio existente entre la Administración y la Diócesis, por el que cada año se decide en que templos se va a intervenir, participando la Administración con el 85% de los costos y la Diócesis con el 15% (y en muchos casos con los honorarios técnicos). Aunque también hay que decir que, con frecuencia, si el costo final es superior al contratado, la diferencia corre a cargo de la Diócesis, que termina cooperando con un porcentaje mayor del previsto.

Espero que este ligero repaso de una actividad, cuya responsabilidad me ha tocado asumir, eso sí con la inapreciable ayuda y colaboración de tantas personas (aparejador, delineantes, constructores,…), sirva como muestra de la extensa labor de restauración de una parte de nuestro patrimonio que, a lo largo de ya muchos años, se viene realizando en nuestro entorno.

Gerardo Cuadra Rodríguez

Arquitecto

 

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