Lo
cierto es que mientras trataba que disfrutasen del magnífico
retablo renacentista de la Iglesia de Palacio (obra de Arnau de
Bruselas o de su Aguja) o de la crucifixión de Miguel Ángel, que
custodia La Redonda, o les relataba la leyenda de la batalla de
Clavijo, al contemplar la
Iglesia de Santiago, otros, erre que erre, insistentes, no dejaban
de preguntarme, y mira que yo lo evitaba, por qué no se
interviene en el casco antiguo, diciéndome que está muy
abandonado (como si yo no lo supiera), que la impresión es de que
se cae, que qué hacen los políticos, etc,.. Y yo, por muy
enamorada que esté de esta tierra, y mira que lo estoy, no he
podido negar lo evidente, teniendo que decir aquello de ya sabes,
somos tan pocos, buena gente, pero pocos y además al fin y al
cabo si te pones a pensarlo detenidamente no es tan grave, sólo
son piedras, piedras que cuentan nuestra historia, pero piedras al
fin y al cabo, y desde luego, donde esté un inmenso campo de golf
para que vengan los ejecutivos a tranquilizarse de su stress...en
un abrir y cerrar de ojos gracias al aeropuerto de Agoncillo, pues
ya sabes, no vas a comparar... porque ¿dónde pondrías tú, como
contribuyente, el dinero de tus impuestos si te preguntaran?.
Si
excusas si se quieren se encuentran pero vaya.... o se interviene
y si puede ser esta semana o... pronto se proyectará el tercer o
cuarto multicine o hipermercado en plena Plaza del Mercado, aunque
insistiendo, donde esté un buen aparcamiento en el centro... que
se quiten las piedras.
Silvia Landa Ocón
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