Me presento, soy la Nueva Plaza de Toros, bueno, así me llamaron cuando nací, para entendernos, os diré que soy la Plaza de Toros de La Manzanera.

En 1858 y dedicada solamente al toreo se construyo una plaza de madera en la Vuelta del Peine, en el termino conocido por la Balsa de Maiso, en la actualidad espacio comprendido entre la calle Fundición y Gran Vía. Se derriba en 1861 a la vez que empiezan a retirarse las murallas.

Rápidamente se construye otra plaza, ésta de gran envergadura, cuenta que para su construcción se aprovecharon parte de las Murallas, se inauguró el 5 de Octubre de 1863, localizada en el actual cruce de la calle Duquesa de la Victoria con la calle Avd de Colon.

El 9 de Julio de 1914, un voraz incendio la destruye por completo.

Es a partir de este momento cuando se piensa en mi nacimiento; para conseguirlo se unen instituciones, entidades de varios sectores y ciudadanos. Forman la Compañía Nueva Plaza de Toros, es constituida en escritura pública ante el Notario de Logroño D. Enrique Mora y Arenas el 20 de Abril de 1915.

Se lanzaron 1700 acciones de 100 pts, que rápidamente fueron adquiridas.

Me construyeron en 104 días, la constructora fue Villhonrat, Castillo y CIA de Bilbao, bajo la dirección y los planos del arquitecto logroñes Fermín Alamo. Se emplearon entre otros materiales, cemento o armado con varilla de hierro, que se empezaba a utilizar.

Permitidme comentaros algunos detalles de mi construcción.

Al final y mejorando el ornato público, tan importante en esas fechas, me inauguraron el día 21-9-1915.

Mi coste total fue de 195.000 pts . En principio, el presupuesto era de 150.000.

El aforo era de 9726 localidades de las que 3968 eran de Sol; 1213, de Sol y Sombra; y 4595, de Sombra .

El ruedo de 50 m. de diámetro; 7 corrales, 8 chiqueros, capilla, enfermería y otras dependencias que casi recuerdo. Había que escuchar a los logroñeses y no logroñeses decir "OLE" que plaza, lo cual me llenaba de orgullo.

La inauguración fue por todo lo alto y se colgó el cartel de no hay billetes.

Estaba presidida por el alcalde Fco. De Paula Marín- Banda de Música "Santa Cecilia".

Precios populares 4 pts el tendido en sol, 5 pts el de sombra y 15 pts la barrera de sombra.

El cartel, de lujo: José Gómez Ortega( Joselito- El Gallo), Juan Belmonte García y Julián Sáinz Martínez( Saleri II).

Toros de la ganadería de Veragua. El primero en pisar el ruedo fue Tostonero, un toro cárdeno.

"QUÉ RECUERDOS".

Repasando mi historia diré que he dedicado 85 años de la misma a dar espectáculo( ya ven que no soy modesta. Formaba parte del mismo ).

Mi construcción fue principalmente para celebrar corridas de toros, y seguro que hay detractores de las mismas , yo respeto todas las opiniones, creo que nadie habrá dejado de visitarme, en mi interior se han celebrado actos de toda índole. Los ya señalados taurinos, desfiles, circos, mítines, conciertos, encuentros gastronómicos, tómbolas benéficas, exposiciones, cárcel y alojamiento de tropas en los difíciles años de la guerra civil 1936-1937-1938.

En fin, seguro que pocos logroñeses son los que no han estado entre mis paredes, por una razón u otra y espero no haberles defraudado.

En los San Mateos del 2000, me llegan rumores de que va a ser mi última feria, que al igual que yo tuve mis antecesores y fuimos sustituyéndonos, se iba a construir, una nueva plaza, más acorde con los tiempos; más cómoda, grande y cubierta.

Lo acepté sin más, era ley de vida y encima para mejorar.

El 26 de Septiembre de 2000, se colocan carteles anunciando la última de feria de La Manzanera.

Los diestros fueron José Miguel Arroyo (Joselito) – Juan José Padilla y el paisano Diego Urdiales.

El último toro en saltar a la arena fue Jugosillo, negro, de 510 kg, de la ganadería Victoriano del Río.

Al terminar la lidia del sexto el público me dedico una gran ovación.

Nadie me dio muchas explicaciones; se oían comentarios, pero nada en concreto sobre mí.

Casi dos años de silencio, hasta ahora que han llegado este par de astados diferentes, a las cercanías de mis paredes.

Si tuviera que catalogarlos, diría que están bien armados, de buenas hechuras, broncos, fieros y peligrosos, con estrepitosos bramidos.

Repaso el fondo de mi memoria; busco en el arte de torear, que tantas veces he presenciado, algo que me ayude; difícil empresa, nunca he usado ni capote ni muleta.

Comienzan los primeros lances por el Este, sus envestidas mortales vuelven y vuelven sobre la misma zona hasta ir desgarrando mi estructura; pasan hacia el Sudeste a los corrales, que rápidamente desaparecen.

Ni trinchera, ni de pecho, ni naturales, nada de nada; no paran. El segundo día parece que paran un poco debido al mal tiempo: llueve, se refugian, cogen aliento y vuelven a la carga.

Siempre pensé que cuando llegara mi hora, mi derribo (si es que mi destino fuera ése), se haría de forma controlada. Mis rejas se utilizarían en algún colegio o jardín, mi madera serviría para calentar, y así como si de un donante se tratara, daría un segundo uso a mi estructura.

Actualmente creo que esto se llama un derribo selectivo, ¿ hay prisa, estorbo ? "No lo sé".

Los lances de estos dos astados no paran, rasgan, cortan, rompen, no puedo reaccionar; cada vez más rápido me van convirtiendo en escombros, esto se acaba.

¡Algo pasa!. Me dan un respiro; no quedan casi tendidos; sólo la entrada principal y poco más . Varios samaritanos, defensores del patrimonio, piden permiso para salvar una pequeña parte de la historia que guardo en mi interior, un mural donde se aprecia un gran mapa de España, pintado seguramente en la época de la guerra civil, entre 1937 y 1939.

Les conceden el permiso, con cariño y rapidez; proceden a desmontar ese mural, troceándolo y envolviendo los pedazos en plástico de burbujas, colocándolos en palets.

¡Que alegría!. Salvado este mural que con tanto cariño guardé durante años y que servirá para permanecer en el recuerdo de la gente.

Pero otra vez se oyen voces distintas; no son sólo los samaritanos, vienen unos operarios del Ayuntamiento que dicen que son enviados a salvar el mural. Según ellos así lo tenían planeado.

Pero gracias a estos buenos samaritanos, que realizaron el quite, se salvó el mural. Si no hubiera sido por ellos, ¿ qué habría pasado con él ?.

Sin esperar más acaban conmigo; seguro que sirvo para rellenar algún vertedero: " Será mi destino ".