OTRO TRASPIÉS CENTRALISTA:  EL ÁREA METROPOLITANA

 

Desde el primer vagido de la autonomía riojana, nuestra Asociación viene denunciando un riesgo real: el progresivo centralismo que, en una Comunidad pequeña como la nuestra, produce efectos todavía más desvastadores.

 

El hecho de que los partidos de obediencia estatal inconscientemente tiendan a copiar el modelo central tiene este resultado perverso. La macrocefalia de Logroño en el conjunto de La Rioja sigue aumentando sin que este hecho les produzca la más mínima reacción. No importa que los dirigentes autonómicos hayan nacido en distintos pueblos; basta con que se asienten en la capital para que se olviden de sus raíces (salvo a la hora de recordarlas machacónamente para pedir sus votos) y cual conversos fanáticos se apresten a contribuir al crecimiento de Logroño y a su proceso de fagocitación de todas las energías regionales.

 

Todo lo más y cumpliendo las consignas de sus centrales de partidos hablan ahora de una segunda descentralización y de la delegación de competencias autonómicas en los municipios. Pero hasta que las consignas del cómo hacerlas no lleguen imperativas para todo el territorio del Estado no darán los pasos necesarios. ¿Cómo íban a atreverse a ser originales y atender a nuestra realidad específica para atender mejor las necesidades concretas de los riojanos?.

 

Hay una vieja demanda a la que AMIGOS DE LA RIOJA prestó su voz desde los inicios. La comarcalización de nuestra Tierra, no para crear otra esfera administrativa con su cohorte de nuevos cargos para militantes del partido en el poder y una nueva burocracia. Se trata más bien que los municipios agrupados concentren energías y solidariamente acometan tareas que o desbordan su capacidad aislados o que tienen un alcance supramunicipal.

 

En La Rioja el crecimiento de Logroño ha hecho emerger sociológicamente una nueva comarca: la Rioja Media. El grado de interrelación entre los habitantes de los pueblos que circundan la capital ha creado un entrecruzamiento de redes de comunicación constantes que exigen superar la estricta dimensión municipal para resolver los problemas suscitados por ellas.

 

Pero no se ha convocado a los alcaldes de los municipios afectados para que, sin merma de la autonomía de sus competencias, adoptaran los acuerdos solidarios que estimasen necesarios para ir gestionando, en la forma que considerasen conveniente, esa nueva realidad. No, se ha preferido la vía tecnocrática de encargar a una empresa consultora la redacción de un estudio sobre el "ÁREA METROPOLITANA DE LOGROÑO". Ya la denominación arranca con un tufillo centralista que lógicamente no ha de agradar a los pueblos afectados. Eso sí, la fiel obediencia de partido puede lograr el asentimiento a esta imposición, concebida al mayor engrandecimiento de Logroño.

 

Los que soñamos la autonomía como la dimensión territorial de la democracia no podemos menos que sentirnos frustrados por esta nueva perversión de lo que exige el respeto a la rica variedad riojana. ¿Cuándo habrá un número suficiente de auténticos demócratas en nuestra Tierra para que la verdadera Autonomía sea realidad y no mero enunciado legal?.

 

AMIGOS DE LA RIOJA

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