LOGROÑOSEAR EL MOBILIARIO URBANO
Una ciudad es en primer lugar sus habitantes con sus necesidades, sus ilusiones, sus sueños, sus memorias. Además de sus edificios privados y públicos, sus calles, sus árboles y flores, sus parques y jardines, su cementerio. Forma un conjunto dinámico y heterogéneo. Contiene además un mobiliario: farolas, bancos, estatuas. Sus aspectos funcionales y estéticos deben estar conjugados. Las estatuas suelen ser de próceres. En Logroño tenemos una estatua muy simbólica: la Dama de la Fuente. Con esa inspiración me atrevo a proponer una serie nueva de estatuas que paulatinamente vayan acrecentando artísticamente nuestro mobiliario y que recojan figuras populares, todavía frescas en la memoria de muchos logroñeses. Con más autoridad que la mía se podrían consultar los escritos del recordado Jerónimo Jiménez, cronista oficial que fué de nuestra ciudad, a Eduardo Gómez, evocación andante de nuestro ayer y hoy. Y con el asesoramiento de la Federación de Asociaciones de Vecinos y de Amigos de La Rioja. Sin más autoridad que la de un viejo ciudadano logroñés, me atrevo a sugerir las siguientes: *La de la Paca, aquella vendedora de periódicos, figura recia, popular y entrañable que después de vocearlos, se sentaba en la calle Portales, en esquina con Sagasta, junto al comercio Larrea, hoy Tebriz. ¿Podría ubicarse su figura enfrente bajo el soportal?. La colaboración del periódico local La Rioja y de la Asociación de Vendedores de Prensa sería esperable. *Las obreras de la Tabacalera. Enfrente de la entrada de la hoy Biblioteca. *Las lavanderas del Ebro Chiquito que arrostrando las inclemencias del tiempo hacía colada en ese ramal de nuestro río, hoy desaparecido. El parque del Ebro sería el lugar ideal para su emplazamiento. *El repartidor del agua de la Fombera. *Los maleteros de la vieja estación del ferrocarril, en terrenos hoy de la Gran Vía. *Aquellas mujeres que, para aliviar las penurias económicas de sus familias en aquellos años del hambre, burlaban la vigilancia de los agentes de consumos y de los policías municipales, para vender pan blanco de estraperlo de pueblos próximos. *Y tantas otras: barquilleros y fotógrafos del Espolón, serenos, carteros... Seguro que muchos logroñeses podrían aportar bastantes más. Pedro Zabala Sevilla |