Nos dicen que las pensiones públicas están en crisis por la prolongación de la esperanza de vida y la disminución del número de trabajadores activos.  Pero intenta ocultarnos que incide en ellas, sobre todo,  la presión voraz de mercaderes capitalistas, ávidos de arrancar sustanciosas tajadas al sistema público.

  Las reformas que auspician, tanto conservadores como socialdemócratas, sólo buscan menguar el actual sistema, pasar del criterio de reparto al de capitalización y ofrecer a las entidades financieras un suculento campo de beneficios.

 Es hora de imaginar soluciones audaces, capaces de superar los problemas actuales y mantener vivo el espíritu de solidaridad. Con esta idea recojo propuestas que he recogido en esa dirección para ofrecerlas al diálogo y discusión:

*Financiación vía impuestos del sistema público de pensiones, lo mismo que se hizo con la sanidad.

*Eliminación de la jubilación forzosa por edad, grave discriminación contra los mayores, con reducción progresiva de la jornada laboral y de las correspondientes remuneraciones en función del aumento de los años.

*Cálculo de las futuras pensiones por encima de la mínima, a aproximar al salario mínimo interprofesional, en función de las aportaciones impositivas de cada trabajador durante TODA su vida laboral.

*Posibilidad de incrementos de las futuras pensiones, dentro del sistema público, por aportaciones voluntarias de cada trabajador y de las empresas. Las empresariales a pactar, como salarios diferidos, en convenios colectivos.

Pedro Zabala Sevilla