Cada vez que llegan las fiestas surge la división de opiniones acerca de los colores de los pañuelos. El azul, promovido oficialmente, no acaba de ser aceptado con unanimidad. Junto a él, vemos otros: rojo, vino, blanco…. todavía no lo he visto arco iris, aunque me imagino que hay algún grupo que le gustaría. A mí me parece estupendo que cada cual elija el color que más les agrade. La diversidad va muy bien con nuestra idiosincrasia. Al riojano el uniforme no le sienta demasiado bien, creo que la multiformidad encaja mejor con nuestro carácter.

 Ahí radica la peculiaridad de la identidad riojana: es abierta y no cerrada, no nos ahorma rígidamente. Permite que cada cual tenga en el resto de las esferas de su vida, todas las identidades complementarias que mejor le satisfagan. Si vivimos esa flexibilidad dentro del respeto mutuo a las realidades dispares que pueblan nuestra Tierra –religiosas o increyentes, ideológicas, étnicas, etc.- seremos un Pueblo integrado. Claro que nuestra identidad tiene un talón de Aquiles: nuestra escasa inquietud por trabajar por lo común, como si lo de todos fuese monopolio de los mandamases. Y así nos luce el pelo…

Pedro Zabala Sevilla