MARTIRIO DEL APÓSTOL SANTIAGO

 

Manuscrito medieval conservado en Sorzano

En la sede de la Asociación Amigos de Sorzano se conserva una hoja  manuscrita perteneciente a un breviario antiguo del siglo XII que contiene parte del oficio de la fiesta de Santiago, patrón de España. La hoja mide 32 x 22 centímetros y el texto está escrito en latín con excelente caligrafía pero poco legible debido a la acción del tiempo. No obstante se ha hecho una traducción y se ha comprobado que aporta unos datos del momento del martirio del Apóstol Santiago totalmente desconocidos hasta ahora por los hagiógrafos, según reza una nota manuscrita que se hallaba junto al pergamino. Esta nota la escribió D. Felicito Sáenz Andrés en octubre de 1.931. Este sacerdote, Académico de la Real de la Historia, nació en Sorzano en 1.889 y murió en 1943. Rescató el documento que servía de forro al tomo 1º de la fundación “Arca de Misericordia” de la Parroquia de San Martín de Sorzano. Años más tarde, en 1.974, D. José Miguel Rubio, párroco de Sorzano, lo protegió colocándolo en un marco con doble cristal y publicó un breve estudio de este antiguo manuscrito.

Este manuscrito es muy interesante e importante por las siguientes razones:

1ª – Por su gran antigüedad: Tiene casi novecientos años.

2ª – Por su contenido: Se revelan datos inéditos; entre ellos se cita a Abiatar, el magistrado que envió al Apóstol al martirio, y a Josías que, ante el valor  de Santiago, se convirtió a la fe de Cristo y acompañó al Apóstol en su martirio.

3ª – Además de describir el bautismo de Josías el texto dice: “… lo bautizó, le pidió un beso de paz, puso la mano sobre su cabeza y lo bendijo haciendo el signo de la cruz en su frente. Confirmado, pues, en la fe de Cristo fue muerto…” Esto sería una auténtica Confirmación.

4ª - Por ser un documento, el único conocido que relata estos hechos.

Por todo esto es importante que la Asociación Amigos de Sorzano guarde este pergamino “como oro en paño” y lo coloque en un lugar seguro y destacado.

La traducción literal del manuscrito es la siguiente, señalando que los puntos suspensivos que se intercalan corresponden a palabras ilegibles:

“Santiago mandó… ¿Y crees que el Señor… crucificaron… por la fuerza? Respondió Josías… mi creencia es… que Jesucristo es verdadero hijo de Dios… El magistrado mandó prenderlo y le dijo: Si  no te apartas de Santiago y maldices a Jesús serás degollado juntamente con él. Josías le respondió: Maldito seas tú y todos tus dioses; pero el nombre de Nuestro Señor Jesucristo que Santiago predica permanece bendito por los siglos. Entonces Abiatar mandóle callar y dando cuenta a Herodes de él, le pidió que fuese degollado juntamente con Santiago. Llevados al lugar donde habían de ser degollados, Santiago dijo al verdugo: Ordena que primero se nos dé agua. Y se le trajo una botella llena de agua. Entonces preguntó a Josías: ¿Crees en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo? Respondió Josías: Creo. Y Santiago derramó el agua sobre él y añadió: Dame un beso de paz. Una vez que le besó, impuso su mano sobre su cabeza y trazó el signo de la cruz en su frente. Confirmado, pues, en la fe de Cristo, muerto juntamente con el apóstol Santiago, en la misma hora emigró al Señor…”

De este relato no se ha hallado hasta el presente ninguna copia, por lo que es un documento único en su género. En los textos conocidos se habla, sí, de un judío que aceptó el martirio junto a Santiago convirtiéndose a la fe de Cristo, pero su nombre no se citaba ni siquiera en los textos de San Clemente Alejandrino, en su narración de los hechos acaecidos en Jerusalén el año 44 de nuestra era. Tampoco se cita el nombre del magistrado o juez que los condenó, que por lo que se revela en este manuscrito fue el tal Abiatar. Por otra parte todo indica que ese beso de paz que Santiago dio al converso es el que inspiró a la Iglesia la frase de “La paz sea contigo” que se usa en la misa e igualmente sugiere el origen de la forma de la confirmación cuando puso la mano sobre la cabeza del judío.

La hoja contiene además un pautado musical de una sola línea, en vez de cinco como el conocido pentagrama, o de cuatro que ofrece la música gregoriana. Este pautado nos muestra también la antigüedad de este documento. Cuando se empieza a utilizar la pauta musical apenas se usaba una línea coloreada, que data del siglo IX. Dicha línea se colocaba sobre el texto del canto. La altura estaba representada por la distancia de las notas en relación a la línea. Como esto no era muy preciso, con el tiempo se fueron añadiendo más líneas hasta configurar el pentagrama que usamos hoy en día. Entre finales del siglo X y principios del siglo XI Guido D'Arezzo []llevó a cabo mejoras fundamentales para la escritura musical. Entre otros logros se le atribuye a este monje benedictino la invención de la pauta de cuatro líneas llamada tetragrama.

En el retablo mayor de la iglesia de Santiago el Real de Logroño vemos, tallados en medio relieve, los hechos que se narran en este documento de Sorzano: En la predela o banco del retablo en el cuadro nº 9 (hay diez cuadros) podemos ver a los soldados que prenden a Santiago y le llevan delante del rey Herodes Agripa I el cual, por dar contento al pueblo, le mandó degollar. Al tiempo que le llevan, un paralítico le pide la salud y el Santo se la da. Josías, que había sido el primero en prenderle, se convierte a la fe, confiesa que Jesucristo es Dios y pide perdón al Santo Apóstol, quien le perdona y le da en el rostro el beso de paz. 

Gregorio Remírez Aranzadi